El Museo de Arte de San Diego dirigido por la mexicana Roxana Velásquez presenta hasta el 22 de febrero la instalación Palpitations: The Cadence of Heartbeats, un proyecto que surge de la colaboración entre la pintora mexicana Marianela de la Hoz y el artista sonoro suizo-italiano Marc Urselli.
La propuesta se desarrolla sobre un soporte inédito: conos de bocinas que funcionan simultáneamente como lienzo y como generadores de sonido, creando un espacio inmersivo en el que pintura y música se funden.

La creatividad de pintar sobre conos sonoros
Para Marianela, el encuentro con Marc surgió de manera inesperada y decisiva. "Fue el museo quien lo hizo posible. Marc vio mi exposición Paintings from the Confinement en 2021 y decidió contactarme. Lo busqué en Google y descubrí que era una luminaria del sonido, ganador de tres premios Grammy. Poco a poco nuestro proyecto tomó forma y hallamos un símbolo en la bocina, un objeto que unió nuestros dos mundos".
Urselli recuerda que el momento inicial fue impactante: "Descubrí su obra en el Museo de Arte de San Diego y quedé fascinado por su belleza, el subtexto sobre la muerte y la visión surrealista de la pandemia. Cuando vi su altar Heaven and Earth, supe que debía contactarla. Le propuse colaborar pintando sobre conos de bocina que también están hechos de papel".
Trabajar sobre bocinas representó un desafío tanto técnico como plástico para Mariaela. Aunque su técnica principal es el temple de huevo, en este proyecto tuvo que recurrir a acrílicos, óleos, lápices y plumones, ya que pintar en temple sobre estos soportes habría provocado que la pintura se craquelara.

Esta adaptación permitió que las obras fueran no solo visuales, sino también sensoriales: los conos emiten sonidos diseñados por Urselli que activan la pintura, como si las imágenes respiraran y palpitaran con vida propia.
El corazón como eje simbólico
"Elegimos al corazón como símbolo universal: representa la vida, la muerte, la fragilidad y la resistencia. Buscamos que los espectadores sintieran sus propios latidos sincronizados con las imágenes y los sonidos, creando una experiencia física y emocional", comparte Marianela.

Para Urselli, traducir la vibración de la vida en sonido fue el reto principal: "El latido del corazón fue mi punto de partida y se convirtió en el fil rouge del tríptico Tree of Life. Pero dejé que la obra me guiara, convirtiéndose en una luz que abrió un universo sonoro capaz de ampliar su visión".
En este proyecto, las bocinas no son solo transmisores de audio sino también lienzos pintados. Esto no altera realmente la forma en que Marc concibe la música o el sonido, los cuales define como su vida, pues ha dedicado su práctica a explorar el sonido en sus diversos medios, formas y estructuras.

Urselli valora la diferencia de colaborar con un pintor:
"El sonido es la más pura de las artes. Cada latido, cada ritmo de la naturaleza, cada vibración nos inspira. La música y el sonido son vehículos de emoción, comunicación y trascendencia; en esta instalación, la pintura se convierte en música y la música en movimiento".
Ouroboros: la pieza interactiva que desafía la gravedad
En cuanto a la experiencia del espectador, Urselli destaca las reacciones y la interactividad, ya que durante la inauguración el público disfrutó la obra, y se espera que regrese para sumergirse en el mundo sonoro inmersivo sin el ruido típico de una apertura.
La pieza interactiva Ouroboros consiste en un cono de 15” cubierto con polvo cerámico que responde al sonido, generando partículas que se desplazan en formas infinitas y fractales, siempre únicas, desafiando la gravedad como lo haría una serpiente.
Si tuviera que describir la instalación en una sola palabra, Urselli dice que sería sinestesia.

Los creadores
Marianela de la Hoz, con obra en colecciones de Estados Unidos, México, Alemania, Japón y Emiratos Árabes Unidos, es reconocida por su minuciosidad, detalle y la capacidad de explorar lo oculto en sus sujetos mediante el humor negro y la fantasía.
Marc Urselli, ingeniero en jefe de EastSide Sound y propietario de Audio Confidential Studio en Nueva York, ha trabajado con artistas como U2, Foo Fighters, Lou Reed, Laurie Anderson, Sting, John Zorn y muchos más. Su labor le ha valido tres premios Grammy y siete nominaciones adicionales, así como colaboraciones en cine, teatro y producciones musicales internacionales.