Cultura

La literatura se construye con el lector: Juan Carlos Reyes

En el libro Impala: algunos tienen forma de poesía, el autor reúne 39 relatos que tiene al dolor como eje, pero también la posibilidad del renacimiento.

Son 39 los textos que conforman el libro Impala: algunos tienen forma de poesía; otros están más cerca del ensayo, la mayoría simplemente son parte de un proceso de exploración y experimentación escritural que se planteó Juan Carlos Reyes, cuyo principal interés fue jugar con la creación literaria.

“Fue más bien entrar con libertad al libro y no estar pensando en un género específico, en una historia muy clásica, sino más bien viñetas, algunas imágenes que tenía guardadas, fotografías, y eso fue lo que guió al libro. En algunos casos salían cosas que parecían pedazos de ensayo, notas de un diario. Otras parecen pequeños poemas, pero si hay una constante es que de fondo está una pequeña historia, aunque sea velada”.

De acuerdo con el profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), lo más importante fue no responder tanto al género, ni tener apego a las etiquetas, sino pensar en textos que pudiera trabajar el lector, no dar completamente resuelta la historia, por lo cual, en muchos casos, hay pedazos de historias, en otras “pequeñas viñetas en las que el lector debe completar un pedazote de la historia”.

“Me parece que este universo se construye junto con el lector, necesitas que el lector ponga de su parte para que se complete este universo, si no se queda un poco cojo”.

Todo escritor tiene constantes, se vuelven casi visiones de fondo de la escritura, temas recurrentes. A Impala (Editorial Universitaria de la UANL) lo recorre mucho la muerte; por ello, Juan Carlos Reyes lo define como un libro gris: hay muchos textos que lidian con la muerte, pero también con la pérdida y la redención, con cosas que se pierden, personas, sentimientos, espacios, también “algunos personajes que ven todo perdido y ven, a lo lejos, una pequeña posibilidad de redención, aunque no siempre se logre”.

“Nunca me plantee un libro con héroes, con personajes épicos, grandes heroínas: fue un libro con personajes un poco reales, personajes que pierden, que olvidan, a los que no siempre les va tan bien. En ese sentido, es gris, pero guarda un poco de belleza en el sentido de que cualquier pérdida implica reconstrucción”, explica el también autor de títulos como Para subir y caer (2015), Iktumbe (2013), Circo de pulgas (2010) e Imagínate lejos (2002).

El diario secreto de un explorador que registra los misterios que descubre: un pez que habla, una mujer de siete cabezas, simios escritores, se aparecen en un volumen de relatos que tiene al dolor como eje, pero también la posibilidad del renacimient.

“Después de esas pérdidas y golpes que se les dan, renacen: tal vez no completos, no como un ave fénix, pero por lo menos la vida sigue para ellos, sin tener que convertirse en héroes por ello.

​PCL

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