El rescate de Casa Reforma es el proyecto más relevante que supervisa el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el estado de Jalisco en cuanto a la recuperación patrimonial, según señala Cuauhtémoc de Regil, perito de dicho instituto.
La finca tapatía con por lo menos 300 años de historia es sede del Centro Cultural para la Niñez, proyecto que encabeza Antonio Camacho y su colectivo de títeres La Coperacha, quienes ayer mostraron los avances que han realizado en el rescate de la finca y su liberación de escombro.
La remodelación total de acuerdo al titiritero se habrá alcanzado hasta dentro de dos años, ahora el plan es inaugurar el próximo 30 abril parcialmente con la apertura del Teatro de Títeres América, al que ya le han asignado un espacio del inmueble y la ludoteca dedicada a revalorizar el patrimonio arquitectónico de Guadalajara. Camacho y De Regil hablaron con los medios acerca de los detalles de la restauración de la casa. "Todo un reto" considerando que el inmueble se tomó inhabiltable, lleno de maleza y escombros y ahora se encuentran a mitad del camino de la restauración total en el aspecto financiero, en consolidación y rehabilitación.
En cuatro años La Coperacha ha gestionado 14 de los 36 millones de pesos que costará convertir esta construcción que data del siglo XVI en el Centro Cultural para la Niñez. Los recursos se han obtenido a través de la Federación, del estado, la municipalidad y de fondos privados. En el recorrido de ayer también se anunció que aunque para el 2016 no recibirán financiamiento público continuarán procurando fondos privados incluso del extranjero debido "al cambio de administración y al recorte presupuestal que fue tremendo sobre todo en la asignación de recursos de cultura a organismos no gubernamentales que es donde participamos, se recortó como en 600 millones de pesos a nivel nacional", expuso Camacho.
Por su parte, De Regil explicó la hazaña que ha sido recuperar las áreas más dignas de la casona, pues a lo largo del tiempo ha sido modificada en infinidad de ocasiones con alteraciones y trabajos intensivos para subdividirla, "se ha tugurizado y castigado con el propósito de sacarle provecho. Hicieron hasta cinco casas en el interior con lo que empezó a deteriorarse", indicó el perito sobre el proyecto que ha dirigido el arquitecto Alejandro Canales.
Actualmente quedó despejado el patio central, las áreas que inicialmente fueron caballerizas y que por años se convirtieron en diminutas viviendas en dos pisos ahora lucen su doble altura de lo que fue este espacio en su origen. La recuperación de los arcos auténticos ha sido un objetivo, además lograron rescatar lozas de cantera de la finca original y se han logrado acumular de manera ordenada en uno de los patios traseros mientras se piensa en que parte se reubicarán.
Queda aún un muro por derribar para ampliar lo que será la salida de emergencia y que el espacio se adecúe a las exigencias actuales. El perito del INAH mencionó que en la transformación se han decidido borrar elementos especialmente de los años 20 que recortaba considerablemente áreas de cocina y comedor.
De Regil destaca "que esta limpieza del lugar les ha aportado mucho desde la forma en cómo está rescatando el patrimonio, hasta la lectura histórica que los muros liberados proyectan y que hablan de la forma de cómo habitaban los tapatíos de entonces.
Por su parte, Camacho subraya que el Centro Cultural para la Niñez estará marcado por la tradición y la innovación ya que su afán es el de reconocer la arquitectura antigua, los edificios emblemáticos que han sido destruidos. El titiritero ya ha pensado incluso en cómo narrará este rescate, creará y dará voz a Pedro Céspedes, un fantasma que según la historia fue poseedor de la finca a la que en algún momento se le conoció como "la casa de los fantasmas", de manera que este personaje contará la historia del inmueble por el que ha divagado por siglos, según señala el también promotor cultural.