Anne Fine se convirtió en escritora por aburrimiento. Empezó a escribir una mañana lluviosa de 1971, mientras cuidaba a su bebé. Tenía que ir a la biblioteca a dejar un libro que acaba de terminar y elegir otro para leer, pero la tormenta nunca la dejó salir. Se puso a escribir y nunca paró.
Sus libros para niños están por todo el mundo. Entre sus creaciones está la historia de Madame Doubtfire, que fue adaptada al cine interpretada de Robin Williams.
¿Cómo escribe un adulto para un niño?
Creo que la importancia de escribir para niños es un entendimiento intuitivo de cómo ellos reciben las cosas. Tienes que estar en contacto con tu niño interno, de cuando tenías 5, 10 o 15 años. Tienes que saber qué tanto entendías las cosas, tu nivel emocional e intelectual, pero debes recordar que estos niños están en un mundo completamente distinto, que se han movido décadas y tienes que interpretar el mundo en el que ellos están y no en el que tú fuiste niño.
Para Anne, algunos escritores tienen la capacidad de entender a los niños y escribir para ellos, pero muchos otros hacen un intento con un libro y fracasan. En sus libros siempre hay un tema central por el cual atraviesan sus personajes, comienzan siendo seres en blanco y conforme avanza la historia toman características que los vuelven reales.
¿En qué basas los personajes de tus historias?
Por lo general estoy más interesada en el tema que en un personaje en particular cuando empiezo el libro. Pienso en un personaje, un niño, al principio del libro pero está en blanco, aunque hay ocasiones en que es real desde el principio, como en Un toque especial, ese niño intempestivo en el que baso la historia salió en los periódicos, por lo que era un niño real.
Anne se hizo lectora precisamente a partir de un personaje de literatura infantil, que para ella fue su hermano imaginario. Rodeada de hermanas, en una familia sin mucho dinero, se acercó a la literatura como una salida, una distracción y un entretenimiento para el cual no había que sacrificar los recursos económicos de la familia.
¿Qué libro o autor te hizo lectora?
Leía las historias sobre William de Richmal Crompton, que por años pensé que era hombre, por su nombre, pero era una mujer escritora que escribió como 30 libros de ese niño llamado William. Como no tenía hermanos, para mí era el perfecto hermano imaginario. Richmal fue la primera persona que me hizo ver que los personajes en los libros pueden ser tan reales que llegan a ser más reales que las personas que viven bajo el mismo techo que tú.
En la escuela amaba el inglés más que nada, nos dejaban escribir muchas historias. Cuando estaba en la escuela era más libre aprender inglés. En la universidad estudié historia y política. Tomé un curso con un americano con el que recuerdo que leí a Henry James por primera vez y un novelista que escribió The loved puritan. Pensé que era increíble, extraordinario, maravilloso, como escribían. Los libros que eligió nos tenían que iluminar sobre historia americana, pero a mí me iluminó su forma de escribir.
Para ella la escritura es ideal porque no tiene que relacionarse con muchas personas. Aunque le gusta sostener conversaciones con niños y adultos, trabajar en equipo no la satisface.
“Realmente no me gusta trabajar con otras personas. Siempre hay oportunidad de hacer comedia, o guiones de cine, o radio, o drama y aunque adapto mis propios libros, no me gusta hacerlo. Trato de no hacerlo. Soy una persona amigable pero en pequeñas cantidades. Me gusta hablar con niños y adultos, pero no me gusta trabajar con personas. Tal vez soy muy controladora”.
Por eso escribir sus libros le permite ser su única compañera de trabajo y disfrutar más de lo que hace. Y tener más tiempo.
Recientemente en México se publicó El gato asesino se enamora, que le tomó seis meses terminar, incluida la revisión de su editor al final. En terminar Madame Doubtfire tardó un año. En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara quisiera conocer a escritores de otras partes del mundo, convivir con escritores mexicanos.
“Hace mucho tiempo que no estoy en México. En mis 20 viví con mi ex esposo en Palo Alto, California, y en una ocasión fuimos de vacaciones a México. A la Ciudad de México, Taxco y Acapulco. Íbamos con mi hija más grande, que tenía 2 años. Aunque no teníamos dinero y nos quedamos en hoteles muy pobres todo fue maravilloso”.