Alfredo Marrón Santander quería que su primera película saliera de los lugares comunes en que se han convertido muchas historias del cine nacional en la actualidad, ambientadas en la Condesa, con protagonistas “güeros”, de aficionados al futbol o comedias simplonas al estilo Eugenio Derbez.
Escogió la costa de Oaxaca, hizo casting durante meses a niños morenos indígenas no actores entre Puerto Escondido y Puerto Ángel, puso al béisbol como rito de iniciación y a un malo, malo encantador a enrarecer el Paraíso con un ambiente de violencia sexual, machismo, narcotráfico y crimen.
Todo en juego, opera prima de Marrón Santander, comenzó su historia en 2012, cuando la tabasqueña María Diego presentó su guion al director de Once Niños y Niñas TV. Hubo clic. Cuenta la historia de Ismael, un adolescente de 13 años en Mazunte, que sueña con ser un gran beisbolista, pero su vida cambia al atestiguar el asesinato brutal de la madre de la jovencita que ama, Laura (Ruth Escamilla).
Ambientada en 1989, recuerdo de la infancia en Tabasco de la guionista, y en pleno sexenio de Carlos Salinas (1988-1989), Marrón Santander comenta en entrevista que, aunque su filme es esperanzador, también muestra que la violencia que padecemos en la actualidad tuvo su origen en esa época del plan insignia oficial Solidaridad con el que llegaban carreteras y luz a los pueblos... pero también el narco.
La película se estrenó con gran éxito a finales del año pasado en Cineteca Nacional, donde después del nuevo cierre entre diciembre y enero por la pandemia de Covid-19, volvió al recinto de Xoco donde este 2021 sumó cinco semanas más de exhibición. Y este 30 de marzo entra a las plataformas digitales, en específico a Prime Video para toda Latinoamérica, aunque desde antes puede verse en FilminLatino.
“El guion me interesó porque en primera instancia me encanta trabajar con niños y adolescentes. La historia tiene muchas etapas: por un lado, el contraste del llamado progreso y modernidad que llegan a los pueblos, en los que al mismo tiempo viene llegando el inicio del narcotráfico. Por otro lado, me resultaba importante la iniciación del adolescente, su primer amor, su primer viaje, enfrentamiento que tiene, la transición entre niñez y adolescencia”, explica el director de la serie El diván de Valentina.
“María Diego es de Tabasco y contó una historia desde la provincia, desde el campo, era una historia bien tejida desde el guión, con personajes muy sólidos, en una lucha del bien contra el mal”, agrega.
Su protagonista, Ismael, es interpretado por el adolescente oaxaqueño Emanuel Torres, cuya madre en la película es su paisana Mónica del Carmen, ganadora del Ariel en 2011 por Año Bisiesto (Michael Rowe) y en 2020 por Asfixia (Kenia Márquez). Luis Alberti, que el año pasado también se llevó el Ariel por su actuación en Mano de obra (David Zonana), es el contratista macho y narco que corrompe el Edén. Con ellos debuta otro joven local, Luis Miguel Vargas, que interpreta a Román, amigo de Ismael.
–¿No cree que se arriesgó mucho al hacer su opera prima para cine con niños?
–Hubo un gran trabajo de preproducción. Sí fue un doble reto trabajar con niños, pero el reto que teníamos era mayor: yo quería que los protagonistas fueran locales e hicimos un buen casting en la zona, desde Puerto Escondido hasta Puerto Ángel (conocía muy bien la zona). Ninguno de los niños es actor. Además de escoger a los niños, que nos llevó tres meses, hicimos un taller con ellos de actuación de un mes, previo al rodaje; y en el rodaje me metí al cien con ellos, eso nos llevó a muy buen puerto.
–El béisbol es protagonista de su película. Y es el deporte preferido del actual presidente. Una coincidencia.
–Terminamos Todo en juego en 2018, pero el guion está desde 2012, así que no tiene que ver con las preferencias del presidente (Andrés Manuel López Obrador), que ni la ha visto. Filmamos gracias al apoyo de fondos, aunque no tuvimos ayuda del anterior gobierno de Oaxaca o del actual. María es de Tabasco, un estado muy beisbolero. Y a mí me encanta el futbol, pero el béisbol se juega mucho en toda la costa del país aunque nunca lo tenemos presente, siempre estamos enfocados al futbol, a la selección mexicana cada cuatro años. Así que a mí me gustó mucho salir de los lugares comunes, de lo que siempre se cuenta: Ciudad de México, fútbol… Ahí tenemos un plus.
–¿Los jóvenes de su película sí juegan al béisbol?
–Los cuatro protagonistas niños, no, pero los que se ve que juegan béisbol son de un equipo de la zona, y juegan muy bien. Pero, a la hora de filmar, los protagonistas tomaron clases para que tuvieran una idea del deporte. Nos ayudó que el personaje de Ismael no juega bien al béisbol, ahí era evidente que le costaba trabajo, pero todos los demás eran muy buenos.
–El béisbol es el único deporte en el que, al batear, un jugador se enfrenta a un equipo completo.
–A final, por eso es el título de Todo en juego: es el juego de la pasión de Ismael por el béisbol, de su primer enamoramiento, de vencer sus miedos por el asma que padece y ante quien representa el Mal; al final tiene que cargar con todo el paquete y por ver el asesinato de la madre de la niña que le gusta.
–Aunque es una historia juvenil, parece que el ritual de iniciación de Ismael está lleno de violencia: la violencia machista y sexual, el narcotráfico, incluso la violencia de la naturaleza.
–Los personajes están tan bien escritos que Ismael es muy sólido en su actuar, tiene muy claro que lo que quiere es jugar béisbol, sabe a lo que se están enfrentando en el pueblo. Al final sí es una historia en la que vemos el maltrato hacia las mujeres, que hoy está muy en foco, pero cuando teníamos el guion recién escrito por María no estaba en la agenda. La película muestra cómo por medio del deporte puedes encontrar otro camino al de la violencia. Hay ejemplos en otros países de cómo los niños en situaciones extremas, por medio de la cultura y el deporte pueden librarse de las manos de la delincuencia organizada. Es bien importante el corazón de Ismael, que es perseverante y lucha al final.
–Luis Alberti es un actor ya con mucha trayectoria, incluso el año pasado ganó el Ariel por su actuación en Mano de obra. Y realmente lo odiamos en la película. ¿Cómo es que lo escogió?
–Luis Alberti es un estupendo actor, ciertamente ganó el Ariel el año pasado por Mano de obra pero nosotros lo escogimos en 2016, entonces no había ganado el Ariel, ni había hecho Mano de obra, ni las series de Rosario Tijeras o Bronco, no estaba en el aparador. Coincidimos ahorita con la salida de la película, pero yo lo había visto en otras series como Crónica de castas o Carmín Tropical, y me pareció un estupendo actor. Nosotros queríamos no un malo que dijeras: ‘es muy malo’, sino uno que tuviera su parte de encantador, que finalmente él la tiene, es un malo con mucha elegancia Luis, al ser tan buen actor. No nos equivocamos. La gente, cuando ve la película, dice que sí le da miedo, pero no le cae mal.
–Usted repite el tema de la maldad, del malo. ¿Cuál es su concepto del Mal?
–Bernabé, el personaje de Luis Alberti, es alguien que ha ido por un camino, que la mayoría de la gente, por condiciones de vida, termina en el lado más oscuro. Él sí sabe que está haciendo cosas que perjudican a otros; pero, por otro lado, cuando él persigue a Ismael, termina salvándolo; es la ambivalencia de que el malo tiene rasgos de bondad y que es presa de lo que sucede en la historia. Él no quiere matar a la señora, sí es un macho, que maltrata a la gente para imponerse por medio de la fuerza, pero no quiere que se muera la mamá, pero las circunstancias cambian drásticamente la historia.
–Su película me pareció por momentos desesperanzadora, en particular porque uno de los amigos de Ismael termina de narco.
–Es parte de la vida real, uno no quisiera que sucediera la violencia del país, pero es una realidad de la gente que se engancha con el narco. Pero sí es esperanzador que el protagonista seguirá por el camino del deporte, aunque la vida es dura.
–Todo en juego ocurre en 1989, durante el gobierno de Carlos Salinas, pero el guion se escribe al final del sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), cuando se inició la guerra fallida contra el narco cuyos efectos padecemos hasta ahora en el gobierno de López Obrador. ¿Cómo vincular todas esas épocas?
–Es evidentemente que hubo un abandono hacia el campo, hacia la clase trabajadora, pasamos por muchos sexenios que se robaban todo, que había una gran descomposición del país. Y eso se me hacía muy interesante de la historia, yo sentía que era una historia actual, no vemos un AK 47, pero es el inicio de lo que vivimos ahora, un México muy violento, con mucha injusticia, con mucha violencia. Sin embargo, sí es una película muy esperanzadora, Ismael termina bateando, va a seguir peleando por lo que quiere. La violencia no arrancó ahorita, sino hace muchos años. Y es muy complicado, si no se generan mecanismos para que los jóvenes tengan una salida, seguirá siendo un círculo vicioso.
–¿Y cómo le ha ido en su estreno en Cineteca Nacional en medio de una pandemia?
–Nos fue muy bien, la gente la recomendó bastante. Ahora regresamos después del cierre y ya llevamos cinco semanas más en Cineteca y la gente quiere verla, siente que Todo en juego sale del cine de comedia tipo Derbez, de la Condesa, de los güeros. Gustó mucho la historia. Nos mencionan que se ve y escucha muy bien, que está muy bien producida. Ahora llega a Prime Video. Debe haber una sana sana convivencia entre plataformas y salas de cine. Queremos que la vea la mayor cantidad de gente.
–La fotografía de César Gutiérrez Miranda es espectacular.
–Fuimos con presupuesto muy apretado, pero planeamos muy bien, con un plan de trabajo para no pagar horas extra, etcétera. César estuvo un mes antes estudiando la luz para que pudiéramos hacer las secuencias en su momento justo, retrata muy bien la costa de Oaxaca.
lnb