Morganna, una soprano transgénero, viaja al otro lado del mundo para convertirse en quien realmente es. Así llega a Bangkok, la capital mundial de las operaciones para cambiar de sexo. El trayecto supondrá un cambio no solo físico, sino también personal. Alejado de una perspectiva sórdida y victimista, el realizador Flavio Florencio filmó Made in Bangkok, un documental que usa la perspectiva de género como vehículo para hablar de los sueños.
¿Cómo llega a la historia de Morganna?
Cuando llegué a México, hace seis años, mis amigos me llevaron a bares donde había travestis. Ahí conocí a grandes artistas. Al principio me alegré de que fueran aceptados, pero después comprendí que esto era falso porque solo en la noche eran reconocidas; de día tenían que estar escondidas. Por eso me propuse contar el cambio de sexo de un transexual. Durante varios meses recorrí bares y así conocí a Morganna.
El lugar común de este tipo de películas es la marginación o la violencia que padecen.
Cierto, hay una necesidad por construir el personaje a partir de la diferencia. A mí no me interesaba el pasado sino el presente y el futuro. El espíritu de Morganna representa el espíritu de muchas mujeres, por eso quería contar la historia desde el optimismo.
¿Por eso no habla de prostitución o del SIDA?
La mayoría de mis personajes son trans y se centran en contar otras facetas de su vida. No obstante, entiendo la lógica de hablar de la violencia. La mayoría de los crímenes sexuales se catalogan como pasionales; es una constancia, sin duda, pero la vida es más compleja. Es más: no diría que mi película es trans porque no hay un debate sexual. Hablo del sueño de una persona que nace con los genitales equivocados. Su viaje es épico.
Con la estructura del viaje del héroe…
Morganna es la heroína, una mujer que sale a cumplir su objetivo y regresa con éxito. Si se percibe un matiz de victimización es porque las mujeres trans viven una realidad muy violenta.
¿La victoria en este trayecto físico e interno es la exitosa operación en Bangkok?
Diría que su triunfo consiste en enfrentar a su familia. Una batalla individual consiste en aceptarse a sí misma, pero todavía hay una batalla más grande con la sociedad. Quien está detrás de su puerta no es solo su padre, somos todos aquellos que nos disfrazamos porque nos da vergüenza asumir quienes somos. Una mujer trans es más que siliconas: representa una transformación muy profunda.
¿Bangkok se convierte en la metáfora de la soledad?
¿Por qué tiene que ir tan lejos y estar tan sola? ¿Solo porque es trans? Es una condición que ni siquiera se elije. Se opera y padece el postoperatorio en soledad. ¿Por qué? Bangkok es la capital de ese tipo de operaciones y el cirujano que aparece en la película ha operado a más de mil mujeres.
Hay también un sentido crítico de la belleza.
En su caso, la belleza es un vehículo para mostrar al mundo que ellas también merecen reconocimiento y un lugar en la sociedad. Cuando la mayoría observa a una mujer trans busca el defecto que la delata, como si la personalidad radicara en la parte física.