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"Espasmo"

De a poco, la dramaturga nos va soltando el de qué va la relación de este “torturador-amante-informante” con esta joven que en apariencia se ha dejado amar e involucrar por un otro.

Nada más estimulante, como escritor de teatro, que asistir al surgimiento de un joven potente. Cierto es que la profesión no es una carrera de cien o cuatrocientos metros planos sino un maratón de cuarenta y dos kilómetros y ¡ay de aquel que se canse! En ya tres décadas de vida profesional he visto quedarse en el camino a decenas de colegas que incluso considerábamos superdotados y con esa cosa que nadie sabe con qué se come que nombran “talento”. Nunca he encontrado un talentómetro para medirle a una joven promesa sus alcances. Así que, sin cantar victoria —y sin conocerla de nada, apenas le puse cara a su nombre un par de semanas atrás—, puedo decir que Viridiana Narud me ha dejado sacudido por su obra Espasmo, poderosísimo texto que ha tomado bajo su dirección otro joven ya imparable: Diego Álvarez Robledo.

En una cámara de Gesell de ¿la policía, el servicio secreto?, una mujer joven es interrogada por un hombre del Estado. A partir de escenas breves se teje una estructura no lineal, plagada de elipsis, que nos permiten tejer lo que la pieza no da pero sugiere. Narud nos escamotea información, datos, biografía, y con ello su estrategia nos catapulta a implicarnos de manera más poderosa en la ficción. Nos “suspende” dado que juega con la creación de expectativas en el ámbito cognoscitivo del receptor y le funciona porque no navega por el territorio de la oscuridad sino por el de la opacidad.

De a poco, la dramaturga nos va soltando el de qué va la relación de este “torturador-amante-informante” con esta joven que en apariencia se ha dejado amar e involucrar por un otro, opositor del Estado. Pero la relación de ambos es añeja y poderosa, han compartido cariño y fluidos, han hecho vida juntos pero ahora les toca estar en aceras diferentes y tienen que cumplir con roles preasignados. Espasmo me recuerda Cenizas a las cenizas o La última y nos vamos, de Pinter, pero también al Malentendido de Camus. Un detalle me entorpeció la percepción: el director toma la decisión (que no está en el texto) de poner un reloj de manecillas a retroceder en el tiempo entre escena y escena. La obra no se plantea a la manera de Traición, de Pinter, o de la película Irreversible. Me parece que es un error porque, al menos a mí, me sometió a una falsa pista que intenté seguir y devino en frustración al no resultar algo más que una ocurrencia. Hamlet Ramírez y Diana Sedano, en la función de estreno aún imprecisos y titubeantes, crecerán y harán de este montaje algo memorable: están fantásticos, pero falta la filigrana. No se la pierda, lector.

Espasmo se escenifica en el Teatro La Capilla, Madrid 13, Coyoacán. Sábados 18:00 y 20:00, domingos 18:00.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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