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Elena Poniatowska, en las nubes

El rey Juan Carlos de Borbón explica que se le honra por su dedicación a la escritura, su entusiasmo y la sensibilidad para retratar la realidad mexicana.

Elena Poniatowska se definió como una “Sancho Panza femenina” que reivindica a “los andariegos comunes y corrientes”, en su discurso al recibir el Premio Cervantes, lo que casi le arrancó una carcajada al rey de España, Juan Carlos de Borbón.

La ceremonia de ayer, en la Universidad de Alcalá de Henares, fue una de las más cortas y también de las menos solemnes que se recuerden, gracias al discurso de la escritora, quien al llegar confesó a los reporteros que estaba “nerviosísima” y que se sentía “como en una nube”.

Poniatowska llegó puntual, acompañada de varios familiares. Vestida con un traje en rojo y amarillo (los colores de la bandera de España) que le regalaron unas indígenas oaxaqueñas, recibió el galardón de manos del rey.

La premiada inició los discursos. Reivindicó tanto a las tres mujeres que la precedieron en este honor (María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute) como a las personas que “menos tienen”.

Recordó a Gabriel García Márquez: “Con sus Cien años de soledad le dio alas a América Latina”. Agregó: “Y ese gran vuelo es el que hoy nos levanta y hace que nos crezcan flores en la cabeza”. La mención fue sorpresiva porque no aparecía en el discurso difundido a los medios de comunicación.

Dijo que “ningún acontecimiento” en su vida profesional ha sido tan importante como este premio, que un jurado otorga a una “Sancho Panza femenina” que “no es Teresa Panza ni Dulcinea del Toboso”, ni tampoco “la princesa Micomicona que tanto le gustaba a Carlos Fuentes”.

Añadió que es “una escritora que no puede hablar de molinos porque ya no los hay, y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen en la buenaventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan.

“Niños, mujeres, ancianos, presos, dolientes y estudiantes caminan al lado de esta reportera que busca, como lo pedía María Zambrano, ir más allá de la propia vida, estar en las otras vidas”, expresó.

“El poder financiero manda no solo en México, sino en el mundo”, y “quienes lo resisten”, señaló, “montados en Rocinante y seguidos por Sancho Panza, son cada vez menos. Me enorgullece caminar al lado de los ilusos, los destartalados, los candorosos”.

Destacó el papel de la mujer en la literatura. También recordó a los mexicanos que recibieron antes el Cervantes: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco. Confesó el “gran amor platónico” que sintió por Luis Buñuel.

Poniatowska citó a Frida Kahlo, quien señaló que esperaba “alegre la salida” y “no volver jamás”. Ella, en cambio, espera “volver, volver, volver. Y ese es el sentido que he querido darle a mis 82 años. Pretendo subir al cielo y regresar con Cervantes de la mano para ayudarlo a repartir, como un escudero femenino, premios a los jóvenes que como yo hoy, 23 de abril de 2014, Día Internacional del Libro, lleguen a Alcalá de Henares”, finalizó.

En su intervención, en la que también recordó a García Márquez, el rey Juan Carlos señaló: “Honramos a Poniatowska por su extraordinaria dedicación al oficio de escritora, por el entusiasmo demostrado en su ejercicio y por la profunda sensibilidad con que ha retratado la realidad mexicana de las últimas décadas”.

Añadió que la humanidad es el centro de gravedad de la obra de la mexicana. “La necesidad de dar voz a los desfavorecidos, de poner en evidencia las contradicciones del progreso, de denunciar la discriminación social y toda clase de injusticias, conforma el espíritu de su producción literaria”.

Agregó: “En suma, los principios que rigen el universo literario de Poniatowska se identifican con los de una cultura democrática, que configura la equidad, la justicia y la libertad con un deseo posible, como un proyecto realizable dedicado a regenerar la humanidad”.

En la ceremonia estuvieron personajes como el presidente español, Mariano Rajoy, y el ministro de Cultura, José Ignacio Wert.

Por la tarde, la escritora estuvo en el Círculo de Bellas Artes, donde inauguró la lectura continuada de El Quijote.

Más viva que nunca

Ya más relajada, en el jardín de la Universidad de Alcalá de Henares, no paró de hacerse fotos con cada uno de los que lo pedía. Elena Poniatowska estaba radiante y “más viva que nunca”, dijo.

Charló unos minutos con los reyes Juan Carlos y Sofía, con quienes mostró una gran complicidad, y declaró que ya se le había quitado lo nerviosa “porque me he tomado un vinito”.

“¡Híjole, me siento como en una nube desde que llegué! No he parado, pero me da igual, ni jet lag ni nada”, expresaba eufórica.

Un reportero le preguntó qué iba a ser lo primero que haría al regresar a México y le respondió: “Pues desempacar la maleta”.

Cuando la reina se despidió de la premiada, ésta le dijo: “Sea feliz, qué más le puedo desear a una reina”.

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