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Elegir extraterrestres

La violencia es tan indiscriminada que cuesta trabajo pensar que el Estado tiene siquiera un control somero sobre porciones importantes del territorio nacional.

Hay un episodio de Los Simpson en donde los extraterrestres del ojo gigante abducen a los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, Bill Clinton y Bob Dole, y los suplantan con el objetivo de ser elegidos y poder dominar la Tierra. Por accidente, Homero descubre su plan y en un debate los desenmascara, poniendo de manifiesto frente a los votantes que en realidad están escuchando a unos extraterrestres grotescos. Tras ser descubiertos, uno de ellos se dirige a los electores, reconociendo que en efecto secuestraron a los candidatos para perpetrar su plan maligno, pero les recuerda que es un sistema bipartidista, y que por lo tanto deben optar por uno de ellos. El episodio termina con la humanidad esclavizada, recibiendo latigazos de los extraterrestres, pues alguno ganó la elección y es el gobernante legítimo.

El episodio me vino a la mente esta semana tras leer unas declaraciones del senador del PRI Emilio Gamboa Patrón, quien —muy a la manera del extraterrestre simpsoniano— reconoció que en efecto existe un gran desencanto, pues la gente “Ya no les cree a los políticos, hay un desencanto en el país, pero alguien tiene que gobernar. De lo contrario caeríamos en una anarquía”. Es decir: sabemos lo que piensan de quienes gobernamos, pero como en el fondo uno de nosotros necesariamente será electo, seguiremos más o menos por el mismo rumbo. Y ni pensar en alguna opción distinta, pues son ellos (los políticos de todos los partidos) o la anarquía, es decir el caos.

Lo primero: lo que ocurre en la actualidad ya se parece bastante a la anarquía, pues la violencia es tan indiscriminada que cuesta trabajo pensar que el Estado tiene siquiera un control somero sobre porciones importantes del territorio nacional.

Después: es precisamente el modelo que los principales partidos políticos representan el que en primer lugar ha conducido al caos y desencanto actuales. Es un modelo de desigualdad, en el que a lo largo de las décadas el poder político y económico se concentra en una pequeña élite, que a través del acceso a la educación, la socialización (se casan y se reproducen entre sí) y la renovación transgeneracional en las posiciones de mando político y empresarial mantiene la estructura de desigualdad que conserva excluidas de asuntos tan básicos como la alimentación, la salud y la escolaridad a millones y millones de personas.

Por lo menos Gamboa se sinceró de manera involuntaria: acudamos pronto a las urnas a renovar el mandato de la camarilla en el poder, pues, igual que en la parodia simpsoniana, el resultado será básicamente el mismo gane quien gane, ya que los partidos son meras franquicias de lucro político que aseguran un estilo de vida cómodo e influyente a los grupos que los controlan.

¿Y si mejor no votara nadie para que tan siquiera se hiciera manifiesto el rechazo y la aversión que nos producen?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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