Salman Rushdie abrió un capítulo más en su libro de visitas a Guadalajara y a su feria literaria después de 20 años sin pisar suelo tapatío. Ahora que regresó, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) le otorgó la Medalla Carlos Fuentes que el escritor recibió en manos de Silvia Lemus, viuda del destacado escritor mexicano, quien en aquella lejana primera visita a la FIL fue su anfitrión y acompañante en tiempos en que vivía amenazado a causa de sus propios textos, según rememoró en la presentación el propio Raúl Padilla López, presidente de la FIL.
“Ahora Carlos Fuentes está físicamente con Silvia y la medalla”, dijo el escritor Pedro Ángel Palou, encargado de presentar a Rushdie, quien agregó: “Había una vez un contador de historias, un encantador de serpientes y audiencias que haría de la palabra su instrumento y su arma, Ahmed Salman Rushdie había una vez un escritor de la estirpe de Scherezade que nació el 19 de julio de 1947 en Bombay, para él nunca será Bombay, en India”.
Palou adelantó en la inauguración del Salón Literario Carlos Fuentes que el nuevo libro de Rushdie, titulado 2 años, 8 meses y 28 noches, abre con un prólogo que ocurre en 1195 y cuenta la historia de Ibn Rush, el filósofo aristotélico y racionalista, que conocemos en español como Averroes, que es seducido por una Yinnia, es decir una genio, de la que tendrá una vastísima descendencia que se colarán por los intersticios del mundo”, detalló.
Por su parte, Salman Rushdie habló de su relación con Guadalajara, el lugar donde llegó por sorpresa a un homenaje de Carlos Fuentes, a quien reconoció como su gran amigo y una de las fuentes e inspiraciones para su narrativa realista mágica.
“Me siento muy feliz de regresar a Guadalajara después de 20 años, en aquella memorable ocasión en la que tuve el honor asistir a un homenaje a mi gran amigo Carlos Fuentes, fue una visita muy agradable a Guadalajara y cuando tuve la ocasión de deleitarme, por invitación de Carlos, a probar por primera vez el tequila”, dijo entre risas.
“En esta ocasión quiero hablar de la literatura y de las influencias, de los grandes maestros por los que he llegado a escribir cómo lo hago. Justo a propósito, quiero contar cuáles son las fuentes y las historias de las que me nutro, porque me gusta contar cosas que pasaron y mezclarlas con hechos ficticios: contar historias dentro de otras historias, o historias secretas que están inspiradas en hechos muy antiguos.
“Algunas de las historias que me inspiraron por ejemplo fue: La cabaña del tío Tom, o esas historias en las que los héroes y los protagonistas son los niños como The Adventures of Huckleberry Finn o esas historias maravillosas en las que suceden cosas increíbles en tierras remotas, en las que aparecen dragones, genios y toda clase de seres fantásticos”, compartió.
El escritor narró la época de su infancia en Bombay que fue una de las más inspiradoras para su narrativa, ya que fue el momento en el que se cautivó con los bellísimos templos hindúes, así como las fabulosas historias de dioses y héroes que se relatan en el Mahabarata y en el Ramayana, algunos sumamente curiosos como Ganesh, el cuidador del cielo, dioses con 7 cabezas o con ocho brazos, un mundo fantástico, donde todo es posible, no existen las leyes de la física, y suceden cosas que superan el surrealismo.
Mencionó que esas historias seguían siendo inspiración religiosa antes de que terminaran por politizarse a manos de los sectarios radicales que quisieron convertirse en políticos y gobernar la India. “Somos las criaturas que se cuentan historias así mismas para entender qué clase de criaturas son y para llegar a comprender en qué clase de criatura se pueden convertir”.
La intervención de Rushdie fue parca y cargada de humor. Al terminar de leer el discurso que tenía preparado abandonó la sala al instante. Por la tarde, en una charla con medios, dijo: “Me parece que el papel del escritor es ser auténtico y mostrar su propio talento. El talento de algunos escritores es público y el de otros es privado y uno no debe decir, debes hacer esto o lo otro. El autor debe ser fiel a sí mismo y esto es muy difícil”.
Respuestas de Salman Rushdie durante la charla con medios
¿En qué medida un novelista debe sentirse comprometido con la sociedad y con los temas políticos?, ¿usted cree que el hecho de que algunos autores no lo hagan rebaja su calidad literaria?
A mí siempre me han interesado los temas de interés público y siempre aparecen en mis libros, pero a mí me gustaría dejar de hacerlo. Me gustaría escribir un libro que no tenga nada que ver con lo que pasó en las noticias en la semana y esta sigue siendo una ambición. Pero la respuesta sencilla, es que el autor debe ser fiel a su arte.
Los grandes libros acerca de grandes eventos públicos aparecen mucho después del evento, a mí me parece por ejemplo que Guerra y Paz, fue escrito por lo menos unos 70 años después de la invasión napoleónica a Rusia y nosotros pensamos que este es el gran texto sobre la invasión napoleónica. Y por ejemplo en el caso del 9-11 (11 de septiembre) no se ha hecho aún una gran novela. Una cosa es el periodismo que va con el día a día, mientras que la literatura es mucho más lenta”.
Nos puede comentar sobre el proceso creativo de su libro XXX y por otra parte creo que usted se parece a los mexicanos en que afronta el miedo con el humor
“Sí, creo que en ese sentido me parezco a los mexicanos. Conozco a escritores mexicanos, fui un amigo cercano de Carlos Fuentes y fui un admirador de Juan Rulfo. Sí, claro tengo influencias al haber leído escritores mexicanos.
Sí, antes de conocer América, leía libros de latinoamericanos, porque me parecía que había un gran parecido entre la realidad latinoamericana y la realidad de la India, el mundo en el que yo crecí.
Por ejemplo en la India hay un antecedente de colonialismo y también la religión es un tema muy importante. Además también hay una gran diferencia entre pobres y ricos, hay una lucha entre la ciudad y el campo y hay muchos temas comunes como la ciudad y el campo. Por eso la primera vez que yo llegué a México tenía la impresión de que era un lugar familiar para mí con la excepción de que aquí todo era en español.
La primera vez que vine a América Latina, fue para escribir acerca de una guerra en Nicaragua en el 86 y fui a Nicaragua y pensé que esto era exactamente como lo que leí en el realismo mágico. No es cuestión de influencia, sino de reconocimiento. Por eso me gusta tanto la literatura latinoamericana".
¿Usted describe mucho lo que es la lucha entre el bien y el mal, qué es lo que le llevó a tomar este tema?
“Mire yo estaba tratando de escribir la historia de un mundo en el que todo sale mal, y llevé mi imaginación hasta dónde pude. A muchos les parece extraño, este mundo lo que pasa es que está cambiando en muchas cosas y a una gran velocidad y la aceleración del cambio y la destrucción de la naturaleza es algo que nos deja como tontos, sin equilibrio, sin saber qué hacer, las reglas familiares del mundo como que ya no se aplican y nadie nos explica las nuevas, es por eso que nos sentimos desorientados y este sentido de vivir en un mundo que nos resulta extraño es el estado de ánimo que yo quería transmitir, por eso se trata del tiempo de la extrañeza. En este tiempo la realidad nos resulta bizarra y surrealista, pero la realidad nos sigue superando. Constantemente cuando abres un periódico y ves que pasan cosas que uno pudiera imaginar cómo Donald Trump, eso es algo completamente estúpido e inexplicable, sin embargo sucede. Este libro (2 años, 8 meses…) se siente más contemporáneo ahora que cuando comencé a escribirlo. Mire yo comencé a escribir este libro hace cuatro años, entonces cuando yo concebí este libro, nadie sabía que significaba ISIS, es más, para los que lo supieran solo era una deidad egipcia, entonces esta batalla en el libro, para mí era una exageración y una dramatización de lo que pasaba en el mundo. Yo me dije voy a tomar lo que pasa en el mundo y llevarlo al extremo… pero pasaron los años, y la actualidad sobrepasó mi imaginación y lo que escribí parece un reportaje y no una obra de fantasía. Pero eso no es mi problema culpen a los de Iral. Yo creo que sí hay una batalla que se da entre la razón y la sinrazón, la tiranía y la libertad, la intolerancia y el respeto, esa batalla se libra y tiene esa configuración, es una batalla que se lucha a lo largo de toda la humanidad, y este libro está escrito así, porque no quería que fuera una réplica de las noticias.
Las batallas pertenecen a la condición humana, en realidad somos intolerantes y estúpidos. La forma particular del conflicto eso es lo que cambia con el tiempo. Una de las cosas que a mí me importa muchísimo es la realidad de un lugar. La razón porque parte de la acción se realiza en Nueva York es porque yo vivo allí y obvio, pero también yo quería se sintiera un lugar reconocible y contemporáneo, donde la gente se identificara. A mí me parece que para crear el mundo en el que la historia se desenvuelve, el sentido del lugar, es el que la descripción te haga sentir en un lugar real. La auténtica cuestión de este libro es qué le sucede a la gente ordinaria cuando algo extraordinario sucede en sus vidas, lo que hay es una puerta de lo sobrenatural y ellos deben enfrentar. Quizá todos dentro de nosotros tenemos una fuerza, esa magia y tenemos que descubrirla, mis novelas en parte van encaminadas hacia allí.