Durante 2015 se ha conmemorado el 400 aniversario de la publicación de la segunda parte de Don Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra, obra cumbre de la literatura universal que aún ofrece nuevas lecturas y formas de acercamiento, como lo demuestra el lanzamiento de una versión al español contemporáneo, a cargo de Andrés Trapiello, bajo el título Don Quijote de La Mancha. Puesto en castellano actual íntegra y fielmente (Editorial Destino, 2015).
Es un volumen que busca acercar las aventuras de don Quijote y Sancho Panza a los lectores de nuestro tiempo, sin las dificultades que suponía su lectura en el castellano de hace cuatro siglos. Pero si de divulgación se trata, en la Biblioteca Digital Hispánica, impulsada por la Biblioteca Nacional de España (BNE) —dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España— se cuenta con un Quijote interactivo, una aplicación para tabletas y teléfonos interactivos.
"La BNE cuenta con primeras ediciones de la obra de Cervantes, las cuales se han digitalizado con una alta calidad, a las que se les han añadido contenidos relacionados a cargo de expertos cervantistas. Así, a partir de los textos se puede conocer la vida en la España de la época o libros de caballería", cuenta Elena Sánchez Nogales, quien coordina los principales proyectos de digitalización y difusión de los fondos de BNE.
En 2010, apenas dos años después de haber iniciado el proyecto de digitalización de los acervos de la
biblioteca, se pensó en la necesidad de desarrollar una especie de libro interactivo, lo que se ha convertido en uno de los esfuerzos más importantes dentro de la institución. Ahora tiene más de dos millones y medio de visitas
y casi dos millones de usuarios, provenientes de alrededor de 200 países.
"De alguna forma", señala la especialista, "se trata de un ejemplo de uno de los retos del presente y del futuro: cómo recrear los contenidos, cómo se le añaden valores a fin de descubrirlo de otra manera, para lo cual resulta indispensable colaborar
con grupos de investigación o con expertos en esas herramientas tecnológicas".
Herramienta lúdica
Otro de los desafíos de la BNE con el Quijote interactivo es tenerlo actualizado, no solo por la evolución de los hábitos de consumo de este tipo de contenidos digitales sino incluso por los mismos dispositivos. Por eso en la actualidad la aplicación está disponible para tabletas y los llamados teléfonos inteligentes.
La BNE conserva las primeras ediciones del Quijote, las aparecidas en Madrid en 1605 y en 1615; a partir de esas ediciones digitalizadas, en una especie de kiosco de revistas, se ofrecen otros contenidos relacionados no solo con la obra sino con lo que sucedía en la España de aquella época.
"He sabido de muchos profesores que han usado el Quijote interactivo en sus clases. Es un camino de recreación de contenido patrimonial para la utilización en lo educativo o en el fomento de la lectura, es una línea de trabajo en la que queremos insistir mucho para darle valores nuevos, crear narrativas diferentes", dice Sánchez Nogales.
La aplicación se enriquece con más de 100 imágenes y unos 140 enlaces a otras obras digitalizadas, parte del acervo de la Biblioteca Digital Hispánica, y contenido multimedia, además que en el mismo texto se ofrecen puntos de enlace que remiten a las revistas temáticas con contenidos relacionados.
La primera versión del Quijote interactivo solo estaba disponible en versión web, pero con las actualizaciones tecnológicas la BNE se dio a la tarea de ofrecer nuevas opciones, por lo que ahora cuenta con una versión para Android y para iOS, tanto para tabletas como para teléfonos móviles, que se pueden descargar desde su página electrónica.
Claves
Sus últimos años
- De acuerdo con información del Centro Virtual Cervantes, el 30 de marzo de 1615 se dio licencia a Miguel de Cervantes para poder imprimir y vender la segunda parte del Quijote. El 25 de julio se le otorgó licencia para imprimir las Ocho comedias y entremeses.
- El 2 de abril de 1616, Cervantes profesa en la Orden Tercera de San Francisco y días más tarde redacta la dedicatoria al conde de Lemos de Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
- Cervantes falleció en Madrid el 22 de abril, en una casa de la calle de León, donde se había mudado probablemente un año antes, una vez concluido el edificio, para ser enterrado al día siguiente en el convento de las Trinitarias Descalzas.