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"Del manantial del corazón"

Cada vez que asisto a una obra de Conchi León, fabulosa dramaturga-directora-actriz yucateca, veo una evolución que impacta en la técnica.

Primera recomendación: no puede permitirse, lector, no asistir a esta obra de teatro. Si hay mucho tráfico, si cree que hace mucho frío, imagínese que para estas mujeres los 20 y 25 grados centígrados ya representan un frío que pela, y sin embargo están aquí, directo de Mérida, para ofrendarle su arte. Iba escribir “ofrecerle” pero en realidad Del manantial del corazón, de Conchi León, es una ofrenda hermosa.

Segunda recomendación: aunque crea que puede dejarlo para mañana o la semana entrante, vaya hoy. Es muy probable que no vuelva a tener la oportunidad de disfrutarla en la Ciudad de México. No deje para mañana el teatro que pueda ver hoy.

Cada vez que asisto a una obra de Conchi León, fabulosa dramaturga-directora-actriz yucateca, veo una evolución que impacta, por supuesto, en la técnica, en el saber hacer, en el construir una caja de herramientas que la hace cada vez más dueña de su oficio; al mismo tiempo percibo el recorrido de un camino que se torna más y más luminoso a pesar de los mundos dolorosos que aborda. En Del manantial del corazón nos entrega varios relatos de mujeres que han sufrido la violencia intrafamiliar en esa tierra del Mayab, que es campeona tanto en ese tema como en el del suicidio (también ocupa el lugar número 1 en suicidio infantil). Addy Teyer, Mabel Vázquez, Estrella Borges, Lourdes León y una “nené” de meses acompañan sobre la escena a esta Conchi, quien es una de las mujeres más poderosas en discurso escénico de nuestra dolorida República. Conchi, como pocos teatreros, ha decidido estrujarnos, “pues entre el llanto, que el dolor vertía,/ el corazón deshecho destilaba”, diría Sor Juana. Y no tiene empacho en mover nuestras emociones y parecer cursi, incluso. Nos arrastra en sus caudalosos ríos emocionales, y gozosos nos ahogamos en ellos para flotar al fin renacidos. Perderse Del manantial del corazón es un pecado que no debería nadie permitirse.

Hace una semana tan solo estuve en la Escuela Superior de Artes de Yucatán, que comanda Enrique Martín Briceño, invitado por Ligia Barahona, directora de Artes Escénicas, y poco a poco pude darme cuenta del poderoso movimiento teatral que se está desarrollando en Mérida. Pero sobre todo con mujeres con una voz propia y potente como la propia Barahona o Ariadna Medina, de Murmurante Teatro, o de la maestra de maestras Raquel Araujo, del colectivo La Rendija (de la que reseñé recientemente su montaje del Divino Narciso de Sor Juana). Algo muy bueno está pasando en la península.

Teatro El Granero, Centro Cultural del Bosque, jueves y viernes 20:00, sábado 19:00 y domingo 18:00.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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