Para Belli, cuya novela "El infinito en la palma de la mano" mereció el Premio Biblioteca Breve de Novela 2008 de Seix Barral y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, "es muy difícil que a corto plazo se logre un entronque entre la cultura y las celebraciones nacionales, porque están a manos de un gobierno al que no le interesa respaldar a los creadores. A nuestro Festival Internacional de Poesía apenas ahora le han dado un poco de apoyo, pero no hay una política de Estado de apoyo a la cultura".
El Festival de Granada, creado en 2005, reúne durante una semana en febrero a poetas de todo el mundo y este año vendrá 120 poetas de 63 países, incluido México.
Belli reivindica "todo, todo de la revolución sandinista", porque "aunque fue un experimento fallido a final de cuentas –todos los experimentos sociales tienen su parte fallida–, la revolución nos dejó más de lo que se llevó, incluso en la cultura".
"Nicaragua –agrega– es un país poético porque tiene algo de poesía en su espíritu, en su aire, en sus volcanes y al calor de los años posteriores a la revolución puedes revalorizar también la obra de Darío en su poesía y también en sus crónicas; un género que además se está revalorizando como muestra el Nobel de Literatura a la bielorrusa Svetlana Alexiévich, por sus escritos que mezclan –como Darío– el ensayo, el periodismo y la narrativa".
Acepta que ni siquiera la revolución "logró ir más allá de esa mitología sobre la figura de Darío, qué significó el modernismo, por qué Rubén fue tan innovador al reivindicar la particularidad de la cultura de América Latina frente al peso de Francia, de Verlaine, de Rimbaud, a los que tanto admiró a la vez", aunque pide al actual gobierno ser "más serio, quitar esa cursilería que tanto hemos padecido, porque incluso esa cursilería aleja a la gente joven de Darío cuando hablamos de cisnes y de musas".
Sobre los herederos de Darío, Belli no duda: "Por supuesto Carlos Martínez Rivas, Joaquín Pasos, José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez y ahora para mí el poeta joven más importante se llama Carlos Fonseca Grigsby,. de solo 27 años. En 2007 obtuvo el Premio de Poesía Fundación Loewe con un libro extraordinario. Él es nuestro pequeño Rimbaud".