Xavier Bermúdez, diseñador gráfico, fundador y director de la Bienal Internacional del Cartel en México y del Congreso Internacional de Diseño, es contundente: “Podemos educar y difundir muchas ideas y soluciones a través del diseño. Estamos tratando en esta reunión bianual que los temas tengan que ver con la realidad nacional. La paz es fundamental, sin paz no hay nada. Lo primero que hay que hacer con este país es pacificarlo, ponernos tranquilos y dejar que crezca de nuevo la hierba”.
El que la sede del congreso sea Xalapa cobra mayor sentido cuando se piensa que hasta hace poco, la ciudad había estado “sitiada” debido a diversos asuntos que derivaron en una violencia sin precedente. Hipólito Rodríguez Herrero, alcalde de la ciudad, señala: “Venimos de dos sexenios con gobernadores muy corruptos, Fidel Herrera y Javier Duarte, que depredaron las arcas públicas, impidieron que la universidad tuviera los presupuestos necesarios para desarrollarse y eso le hizo mucha mella al trabajo de nuestros creadores. El mensaje que queremos dar es que Xalapa y Veracruz son mucho más que estos políticos nefastos. Actualmente nuestra región cuenta con un nuevo gobierno municipal y estatal con el propósito de contribuir a que vuelva a florecer el talento que destaca a los veracruzanos”.
¿El arte y el diseño pueden incidir en mejorar situaciones negativas en una red socioeconómica dañada?, se le pregunta al alcalde. Responde: “Con las creaciones se contribuye a crear una conciencia pública, demostrar que estamos hartos de esa situación política pero se puede generar una nueva perspectiva de la solidaridad ciudadana. La represión que durante estos años trágicos sufrimos fue terrible, perdimos a creadores, a periodistas y fotógrafos, pero el mundo de la cultura contribuyó a un nuevo despertar xalapeño, una nueva cultura de paz para bajar la inseguridad generada por la corrupción”.
El diseño gráfico está en el entorno cotidiano de diversas maneras, además de en galerías o publicaciones. Expresa, orienta, pone a reflexionar a través de objetos, arquitectura, libros, carteles, señalizaciones, además de ofrecer una estética propia del autor o la autora también relacionada con aquello que quiere decir.
Para Bermúdez, “a diferencia del arte, que siempre tiene la marca del autor, el diseñador es anónimo. A nadie le interesa quién hizo este cartel. Nadie pregunta quién es el autor, sólo se sabe si gusta o no gusta lo que está viendo. Nuestra función es comunicar con la imagen, dar identidad. Por eso nos preocupa tanto que las instituciones no entiendan que no puedan estar cambiando de logotipos, marcas y colores a cada rato”.
Tras 15 años de vida de la Bienal Internacional del Cartel en México, de la que se nutre el congreso que hoy finaliza, se ha logrado llegar a nuevos y esperanzadores puertos: cada vez se tienen más patrocinios y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí creó la Facultad de Hábitat, donde resguardan la Casa Cartel, el acervo más grande del cartel que hay en México, con diseños de todo el mundo.
El deseo es que el congreso crezca y se lleve a cabo los años pares en Xalapa y los años nones en algún lugar del norte del país. El presupuesto del encuentro bianual hasta ahora es de ocho millones de pesos, lo cual incluye diversas publicaciones, la presencia de invitados internacionales, el montaje de todas las exposiciones, la difusión y el salario de seis personas. “Cabe señalar también que ninguno de los diseñadores invitados cobra honorarios por venir”, señala Xavier Bermúdez, quien desea institucionalizar la bienal y el congreso de diseño, pero jamás burocratizarlos.
RL