Cultura

“El teatro y las artes deben ser incómodos”: María San Miguel

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La dramaturga, directora y actriz presenta la trilogía Rescoldos de paz y violencia en el Centro Cultural España.

La dramaturga, directora y actriz María San Miguel (Valladolid, 1985) tardó una década en completar su trilogía de teatro documental sobre la violencia en España perpetrada por la organización vasca ETA desde 1961.

Esta vez la estrena en México porque la violencia “es universal y repercute en niveles sociales, íntimos y a futuro”, además de que las piezas visibilizan los roles de las mujeres, en especial como las “educadoras de paz”.

“Mis obras han sido muy bien recibidas por el público en toda España, incluso en el País Vasco, pero no por los gestores culturales, que todavía tienen miedo, consideran aún que hablar de ETA es incómodo.

“Pero, para mí, el teatro y las artes deben ser incómodos, políticos, de polis, de hablar de lo que les pasa a los ciudadanos”, dice en entrevista San Miguel en medio de su carga agenda en México, un país en el que también en 2016 recogió testimonios de ex miembros de ETA prófugos para un filme.

México fue el principal país que acogió a miembros de ETA, que para sorpresa de San Miguel y del cineasta Isaki Lacuesta “vivían de puta madre en México y se reunían con gente de ultraderecha”, nada que ver con la imagen de héroes que de ellos tenían en España los simpatizantes del grupo separatista.

Basadas en testimonios reales

El Centro Cultural España (CCEMx) acoge las puestas en escena de la trilogía Rescoldos de paz y violencia, integrada por Proyecto 43-2 (2012), La mirada del otro (2015) y Viaje al fin de la noche (2017), que tendrán únicas funciones este fin de semana: las dos primeras, el sábado 2 de diciembre, a las 18:00 y 20:00 horas, respectivamente; y la última, el domingo 3 en una matiné a las 13:00 horas.

Se basan en testimonios reales recogidos por San Miguel desde 2009, en lo que llama “escucha radical”. Y empezó la investigación mucho antes de que ETA se disolviera por sí misma en 2018.

La dramaturga María San Miguel habla de su obra, que estrena en México.
“Este trabajo nos cambió como artistas y como personas", dice la directora. (Especial)

Aunque siempre que alude o habla de ETA se refiere a esta organización como “terrorista”, reconoce el poder del lenguaje para imponer una narrativa, al grado de saber qué ideología puede ostentar una persona sólo por cómo se refiere a algo, como decir País Vasco o Euskadi (en el idioma euskera)”.

“Este trabajo nos cambió como artistas y como personas. En el proceso documental siempre hemos trabajado no sólo con lo que queríamos contar, sino con dejarnos sorprender, en lo que he denominado ‘escucha radical’: cuando estás escuchando al otro de manera radical, descubres cosas, puntos de vista, vivencias.

“Hemos ido agarrándonos a estos nuevos puntos de vista. Como dramaturga, siempre he tratado de documentar. Obvio, mi opinión está reflejada porque estoy contando cosas que no forman parte del imaginario colectivo, que no se cuentan por no ser políticamente correctos o por intereses.

“Y estoy segura de que lo que vayamos a vivir aquí en Ciudad de México también nos va a modificar. Aunque estamos contando historias de nuestro país, España, también son suyas porque tienen que ver con el ser humano, con lo que le pasa al ser humano con los diferentes tipos de violencia”, expone.

La violencia solo genera dolor

Cada obra puede verse por separado o con las demás. Las estrenó las tres en conjunto en marzo de 2019 en el Teatro de la Abadía en Madrid. Y refiere que las une no sólo el tema del terrorismo, sino también atraviesa a las tres la pregunta: “¿Son más cosas las que nos unen o las que nos separan de los otros?”

Pero, sobre todo, subraya que la trilogía es un canto a la deslegitimación de la violencia a partir de sus múltiples puntos de vista, que incluyen a víctimas y victimarios de un conflicto aún tabú en España.

“Sí que hay algo que atraviesa la trilogía, que es un canto a la deslegitimación a la violencia. Al final, la violencia lo único que genera es dolor, lo sabemos por la historia de la humanidad, puede haber generado cambios, sí, pero dentro de ese cambio están el trauma y el dolor que permanecen en la sociedad y se transfieren.

“También está en las piezas qué hace y qué es capaz de hacer un ser humano para transgredir esa situación, qué ha hecho para avanzar”, explica la productora teatral.

Cuenta que en Bilbao, en el País Vasco, presentaron Viaje al final de la noche, enfocada en la herencia social de la violencia perpetrada por ETA, y el teatro estaba abarrotado, con gente que se quedó fuera.

“Fue muy hermoso el coloquio postfunción. Hemos vivido como compañía ese tránsito que ha hecho la sociedad vasca, y la española, de hablar en alto de lo que no se podía hablar. Y hemos generado espacios. 

"Nosotros, como artistas, lanzamos una provocación y luego la recogemos; es como una obra expandida lo que ocurre después con el público, que lo que más nos ha repetido es que no conocían esos puntos de vista”, explica San Miguel, que imparte en su estancia talleres teatrales en el CCEMx.

Incluso comentó que a lo largo de las puestas en escena de sus obras, la gente se sorprende de empatizar con los personajes que antes de ver la trilogía no pensaba que fuera a hacerlo, como los terroristas.

Mujeres educadoras de paz

Feminista, de izquierda, María San Miguel creó y dirige la compañía Proyecto 43-2 y la ha acompañado desde el inicio su colega Pablo Rodríguez, con quien comparte el escenario en las trilogía, en la que igual actúan en diferentes piezas Aurora Herrero, Patricia Estremera y Alfonso Mendiguchía.

Y justo resalta que buscó desde un principio destacar la mirada de las mujeres en un conflicto como la violencia terrorista perpetrada por ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Tierra Vasca y Libertad), siempre ignoradas o silenciadas en las situaciones de guerra, porque a su juicio todos los problemas políticos de España tienen que ver con la ausencia de memoria, donde a la gente le pesa todavía el franquismo.

“Algo que a mí me ha emocionado mucho, no sólo porque soy una mujer feminista, sino porque en los procesos documentales nos dieron esa pista: las mujeres nunca han estado visibilizadas en los procesos de paz, ni en los procesos violentos, porque los victimarios y las víctimas suelen ser hombres, cuando no hablamos de feminicidios, me refiero a los conflictos en las guerras.

“Cuando las mujeres son las que se quedan, las que resisten y las que tejen la nueva convivencia, las que educan a sus hijos en paz, pese a haber sufrido la violencia, incluso las mujeres la sufrimos de manera directa, pero no la repetimos.

“En las tres obras las mujeres siempre son las disidentes, las que dan el paso; una mujer es la que media. En la mirada del otro, por ejemplo, la mujer es la que decide enfrentarse al otro, que es el ex terrorista que ha acabado con la vida de su padre. Y para mí eso es importante: dar el lugar que tienen en la sociedad en el imaginario colectivo a las mujeres.

“Normalmente cuando se habla en las artes de la violencia, siguen siendo discursos manejados por hombres, interpretados por hombres, dirigidos por los hombres, pero que no cuentan las historias de las mujeres o la cuenta sólo como víctimas que siguen un modelo. En nuestra trilogía vemos a víctimas que forman parte de la sociedad que rompen ese cliché”.

BSMM

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José Juan de Ávila
  • José Juan de Ávila
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  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.
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