Carmina Burana, obra del alemán Carl Orff, llegará el 7 y 8 de octubre al Auditorio Nacional en una producción monumental que presentará más de 250 artistas de diversas disciplinas, bajo la batuta de Alondra de la Parra.
El coro EnHarmonía Vocalis, la Orquesta Internacional de las Artes, la soprano Anabel de la Mora, el tenor Víctor Hernández y el barítono Josué Cerón conforman la parte sonora del espectáculo, que se ensamblará con los movimientos de la compañía Danza Contemporánea de Cuba (DCC) y del primer bailarín Rasta Thomas, destacado por su participación en los ballets Kirov e Imperial de Rusia.
De la Parra destacó la riqueza de un espectáculo multidisciplinario con las posibilidades rítmicas que ofrece Carmina Burana: “A mí siempre me gusta mucho trabajar con otras disciplinas porque te toca colaborar con diferentes tipos de artistas en una misma idea y lograr que esa línea artística se cumpla de principio a fin, como balancear al coro, a los solistas y a la orquesta para que escuches todo. En este caso tienes una cuarta dimensión, que son los bailarines, que van a estar danzando constantemente con la música que estamos interpretando, lo que implica un diálogo con el director de la compañía y con el solista porque, dependiendo del tamaño del bailarín, de cuánto tiempo le toma brincar, uno tiene que adecuar la música. Eso es lo bonito de estar en el foso cuando estás acompañando ópera y ballet: que tienes que estar ajustando y calibrando, no puedes ir solo a tu son sino tienes que estar reaccionando a lo que los bailarines te piden”.
Sobre las dificultades del montaje, la directora resaltó que, más que la interpretación de la orquesta, son la voz y el lenguaje los que le dan complejidad, pues “todos los textos están en latín, excepto tres escenas que están en alemán antiguo. Entonces tienes que saber la pronunciación del alemán y del latín para poder asesorar a los artistas y que el texto cruce y atraviese las fuerzas tan poderosas de la orquesta. Debes tener un coro igual de potente, lo que se logra no solo con volumen sino con dicción y énfasis del lenguaje”.
Con un primer bailarín estadunidense, una compañía de danza cubana, una directora mexicana radicada en Londres, un coro y solistas con compromisos en diversos estados de la República Mexicana y Europa, orquestar esta ambiciosa propuesta tiene su reto en el tiempo y la preparación de cada una de las partes. Al respecto, De la Parra comentó: “Estoy acostumbrada a tener poco tiempo para armar proyectos y conciertos, ensayar, a siempre estar bajo el conteo de un reloj. Se hace, primero que nada, con un buen equipo: si tienes una buena orquesta, un gran coro y fantásticos solistas, todos llegamos preparados al ensayo. No se define el qué, porque todos sabemos qué vamos a tocar, sino el cómo, porque hay mil maneras de decir las cosas y eso es lo que concertamos en los ensayos”.
Esta es la quinta ocasión que esta cantata se presenta en el Coloso de Reforma, y apenas la segunda que se monta en un espectáculo multidisciplinario a gran escala. Sobre el origen de este proyecto, Jaime Salinas, director ejecutivo de ORT México, detalló en conferencia de prensa que la idea surgió a modo de celebración por los 50 años de presencia en México de la Organización para el Apoyo a los Oficios.
El ejecutivo también destacó que esta gala servirá para reunir fondos que le permitan a ORT México seguir con sus proyectos sociales en temas de capacitación para el trabajo en zonas vulnerables.