Ludwig Van Beethoven fue el compositor al que Camerata de Coahuila se abocó la noche de ayer en su noveno concierto de la temporada primavera-verano, cuyo escenario fue el auditorio del Teatro Nazas.
Como en los últimos conciertos el público ha sido poco, el Nazas, cuando mucho, llegó al 40% de su capacidad.
No obstante la directora y contrabajista invitados, Gabriela Díaz Alatriste y Andrés Martín, dejaron ver gran energía y soltura.
La pieza que abrió la noche del concierto fue la obertura "La gruta de Fingal Op. 26" del compositor alemán Félix Mendelssohn (1809-1847), un establecimiento de atmósfera, ápice de una para disfrutar, sugerencia de poder y belleza que impone.[OBJECT]
A esta le siguió el "Concierto para contrabajo y orquesta" del argentino e invitado de Camerata, Andrés Martín.
La composición toma matices de diferentes géneros como del tango, el impresionismo e incluso del heavy metal.
Para finalizar fue interpretada la "Sinfonía no. 1 en do mayor, Oo. 21" del alemán Ludwig Van Beethoven (1770-1827), que es reflejo de una Viena elegante y educada plasmada por el compositor a una edad temprana, a los 30 años.
Si bien esta tiene poca comparación con sus sinfonías más famosas y se atiene a la estructura clásica de cuatro movimiento, deja ver a un Beethoven que empieza a buscar romper con los cánones.
Así cerró, pues la novena noche de temporada de Camerata de Coahuila, con el trabajo verde de un compositor cuya carrera entera estuvo marcada por la transformación constante, al que le tocaron todos los cambios de época, el desplazamiento del clasicismo al romanticismo.
