La contingencia del covid-19 cambió por completo los protocolos de atención del Hospital Regional número 6 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Ciudad Madero, ya que ahora la prioridad es evitar riesgos de contagio al interior.
Se procura no tener al mayor número de personas al interior del hospital ubicado sobre el bulevar Adolfo López Mateos, al igual que en la clínica del IMSS 77 que se encuentra a un costado del mismo.
Cuando anteriormente los familiares de los pacientes podían estar dentro de urgencias o por lo menos fuera del acceso al inmueble, ahora deben de permanecer en la puerta junto a la calle en espera de información o que se les dé entrada para surtir sus medicamentos, aunque esto puede tardar varias horas.

Ante las altas temperaturas que se registran en los últimos días previo a la entrada de la canícula, los familiares de los pacientes se protegen del sol con todo tipo de artículos.
Hacen uso de su imaginación: rompen cajas de cartón para ponerlas sobre sus cabezas, sillas de plástico, mochilas, carpetas y trapos, son solo algunos de los artículos que utilizan para hacer un poco de sombra y tratar de mitigar los 36 a 38 grados de sensación térmica.
Los horarios para dar respuesta a información de pacientes están pegados en la entrada principal, sin embargo, no se cumplen para la mayoría de la gente que espera respuestas.
“Si no lo llaman es que no hay nada relevante de su familiar y todo está bien”, comentan enfermeras a personas que tienen hasta tres días sin saber de su ser querido internado.
La señorita Montserrat, de la colonia Del Pueblo, dio a conocer que al llevar a su mamá se dieron cuenta que por la misma contingencia ya no ofrecen radiografías a los derechohabientes que no tengan síntomas o sean positivos a coronavirus.
Además de maltratos
Orlando Martínez reveló que el personal de la empresa de seguridad en la entrada, además de ser grosero, pide dinero o algún souvenir para permitir el acceso hacia el hospital.
Luz María Calderón pasó tres horas expuesta al sol y solo iba para surtir medicamentos.
“No es justo, le han hablado a la patrulla, como si fuéramos delincuentes. Hay enfermos de cáncer, VIH, hipertensión, si no nos hemos muerto es de puro milagro, porque en esas condiciones nos tienen, en el solazo”.

El señor José declara “para pedir una hoja de recetas tardan mucho, prácticamente están saturados, uno entiende por la contingencia, pero aquí yo soy diabético, soy una persona mayor, ojalá nos atendieran los más rápido posible”.
Una mujer de la tercera edad discapacitada, se puso a llorar en la entrada. “Discapacitados o no, aquí tenemos que estar parados en el sol, jóvenes o viejos, yo solo venía por mi medicina”, manifestó frente a todos.
Juana del Ángel dijo “nos acercamos para pedir información de nuestros pacientes pero no dan nada, es desesperante, llevo aquí tres días”