‘Justina’, a la conquista de Japón

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EL ÁNGEL EXTERMINADOR

Karina Vargas

@lula_walk


Del 27 al 30 de julio se llevará a cabo en Nagoya la RoboCup Major@ Home, en donde participará el equipo del Laboratorio de Bio Robótica de la UNAM con el androide Justina. Jesús Savange Carmona, creador del proyecto, habla sobre éste y el futuro de la robótica.


¿Cuándo se decidió el género de ‘Justina’?

El primer robot que tuvimos fue en 1996, el cual compramos a una empresa estadunidense; le pusimos como nombre TX8. ¿Qué te dice ese nombre? Si te fijas, es “Te-por-ocho”. El siguiente robot lo hicimos conjuntamente con la Universidad Nicolaíta de Michoacán, en Paracho, entonces a ese robot le pusimos TPR8, de TPR en inglés y el ocho en español… “Ti-pi-ar-ocho”. Al robot que le siguió, le pusimos PAC-ITO, porque uno de los estudiantes que ayudó en la fabricación se llama Francisco. La novia de Paquito se llamaba Alejandra, así que al siguiente robot le pusimos AL-ITA. Justina salió porque cuando los estudiantes estaban programando al nuevo robot, siempre salía un mensaje de error que decía “Just in time the book”, entonces quedó “Justina”. Le pusimos voz de mujer porque se escucha más agradable y le gusta al público en general. Pero no tiene género, es neutro.

Al ser ‘Justina’ un robot de servicio y tener un nombre femenino, se puede relacionar con la labor de las amas de casa. Ante un panorama en constante debate sobre el papel de la mujer en la sociedad mexicana, ¿qué reacciones han recibido por parte del público?

La verdad, un día me entrevistaron en vivo y en seguida alguien se empezó a quejar: “Ay, le pusieron nombre de mujer porque quiere decir que las mujeres van a estar en el hogar”. Entonces, tendría que haber narrado todo el camino que acabo de explicar para que entendieran que no tiene que ver. Un robot de servicio, a diferencia de los robots manipuladores que fabrican cosas, como los que están en las fábricas de coches, donde tienes una línea de ensamblaje, en la que soldan o pintan, van a estar en un principio en las casas, oficinas, escuelas u hospitales, no nada más en el hogar.

¿Cómo sería ‘Justina’ si tuviera conciencia?

Lo primero que pasaría es que Justina no haría lo que le pedimos. ¿Por qué un robot que ya tiene conciencia va a hacer algo que tú le dices? ¿Cuál sería la motivación? Es lo mismo que pasa con las personas. Yo pienso que hay tres formas por las que alguien pueda hacer algo; uno, porque le gusta hacer lo que le pides; otro, porque le pagas, y la tercera, porque te tiene miedo.

Entonces, si tuviéramos realmente robots muy inteligentes y que ya tuvieran conciencia, tendríamos que encontrar un mecanismo para que el robot te obedeciera. En este caso, Isaac Asimov tiene unas novelas y unos cuentos cortos donde los robots tienen tres reglas alambradas en su cerebro positrónico y estas tres reglas a fuerza las tienen que cumplir. Por ejemplo, una de las reglas dice que un robot debe de obedecer a un ser humano y con eso también hace que los robots no se subleven.

¿En qué momento pasan de ocuparse en mejorar el funcionamiento del robot a hacer mejoras estéticas?

Desde 2012 tuvimos a un estudiante que venía de la Facultad de Arte y Diseño, quien nos ayudó en la estructura exterior de Justina. Él hizo la careta que ahora tiene y que, la verdad, le gusta mucho a la gente. Necesitamos artistas para que nos cambien nuestra forma cuadrada de pensar. Pero el problema está cuando se aloca el artista; en el caso de este robot, cuando se convirtió en Justina, este artista dijo: “Bueno, le voy a poner forma de mujer” y le puso unos pechos, pero éstos estaban picudos y se veía muy rara, así que le dijimos que se los quitara.

Debe de haber un balance entre lo que piensan los ingenieros y lo que piensa el artista para el gusto estético. Al final de cuentas tiene que ver mucho el usuario final, que sería el público, y hay un sesgo entre lo que el público desea y lo que nosotros pensamos, y éste está dado por las películas de Hollywood.

Pensando en que ya hubiera una evolución en el funcionamiento y comportamiento de ‘Justina’, ¿cómo imaginan que sería?

Bueno, si la Tierra no se ha destruido, yo creo que sí nos podemos imaginar a los robots de las películas. Por ejemplo, en la película de Inteligencia artificial, en las primeras escenas donde hay un robot mujer, al que le dicen que se quite la careta y se ven las partes internas, le preguntan qué significa amar, porque lo que querían era que los robots tuvieran sentimientos, que realmente el niño robot cuando la mamá lo activa, el niño ya la ama, pero no es un amor artificial o programado, sino un amor real. La pregunta que planteaba la película es: ¿y los humanos van a amar a los robots? Ya no como algo mecánico, sino como si fuera un ser vivo.

¿Podrían?

Es que volvemos a esas preguntas: ¿qué es amar? ¿Cuándo amas más? ¿Cuándo empiezas a ser adolescente o cuando te empiezas a hacer viejito? ¿Es algo hormonal, algo que tiene que ver con el sexo?

¿Se crearía un vínculo?

Sí, un vínculo, como la domesticación.

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