Una vez más, demostrando su inquebrantable ADN competitivo, los Bravos de León firmaron otra espectacular remontada para quedarse con la serie frente a los Saraperos de Saltillo. Danny Ortiz se alzó como el héroe de la noche al conectar un cuadrangular decisivo que selló la victoria 6-4 en un dramático encuentro de once entradas en el Estadio Domingo Santana.
Con este segundo triunfo consecutivo, los felinos del Bajío mejoraron su marca a 23-24, afianzándose en el cuarto lugar de la Zona Sur y confirmando que su capacidad de reacción sigue siendo su sello distintivo.
El juego se extendió a extrainnings tras nueve entradas de intensa batalla. Fue en el undécimo episodio cuando el "Destructor de Cayey" hizo honor a su apodo, castigando los envíos de Lewis Thorpe con un imponente grand slam que llevó al plato a Ángelo Castellano y definió las acciones. Minutos antes, Jonás Garibay había salido avante de una situación límite con las bases llenas, labor que le valió el crédito del triunfo pese a permitir un par de imparables.
Saltillo parecía tener el control con una ventaja de 4-1 hasta el séptimo inning. Manny Barreda lucía dominante desde la lomita, cediendo únicamente un jonrón solitario de Jimmy Kerrigan. La ofensiva visitante había respondido con un elevado de sacrificio de Renato Núñez que remolcó a Brandon Villarreal, además de un sencillo productor de Missael Rivera al jardín izquierdo.
No obstante, el aliento incondicional de la afición leonense impulsó otra remontada característica. Michael Robles encendió la chispa con su tercer doblete de la campaña, impulsando a Jermaine Palacios y Alan García para poner a los Bravos a una carrera. La tensión aumentó en una serie ya encendida, cuando por segunda noche consecutiva se vaciaron las bancas tras un nuevo conato de bronca.
En el noveno, Danny Ortiz volvió a responder al momento, empatando el juego con un doblete que remolcó a Roberto Castro y forzó los innings extra. Después de desperdiciar oportunidades en la décima y parte baja de la undécima, los Bravos finalmente sentenciaron con el descomunal batazo del jardinero boricua entre los jardines izquierdo y central.