Ciudad de México /
Es tiempo de que la oposición se desgarre las vestiduras pues mucho del terreno que habían avanzado se desmoronó con la renuncia de Margarita Zavala al PAN. El despótico líder panista, Ricardo Anaya, no esperaba ese gancho al hígado, pues olvidó la vena rebelde que hay en la familia Calderón-Zavala. Margarita hizo una carambola de tres bandas: reimpulsó la candidatura de José Antonio Meade, descarriló la de Ricardo Anaya y de paso le dio un golpe mortal al Frente Amplio Democrático.
Escucha a Francisco Garduño, columnista de Milenio.