Ciudad de México /
Con este episodio terminaba la vida relativamente cómoda de mi abuela Dolores, la hija menor de una camada de 13 hermanos. Alguna enfermedad había dejado ya a mi abuela huérfana de madre, pero la muerte del bisabuelo la dejó descobijada. Contaban que al bisabuelo no le iba mal, en parte porque había sido el principal heredero del tatarabuelo Andrés Abelino, quien fue, primero, el telegrafista personal de Porfirio Díaz y, después, diputado federal por el estado de Oaxaca. Así que luego de la muerte de su padre, mi abuela quedó prácticamente en el desamparo, o al cuidado del hermano mayor que para el caso fue lo mismo.