Ciudad de México /
El aplazamiento de la designación del nuevo Fiscal Anticorrupción para evitar que la turbulencia política la afecte y que propuso el Presidente, muestra el ánimo gubernamental de no precipitar una decisión que es materia de conflicto, pero en realidad, la turbulencia va a seguir, por eso más vale que, de una vez por todas, se le dé vida a esa institución.
Escucha la opinión de Diego Fernández de Cevallos