Ante el mundo superinfomado en el que vivimos, el exceso de noticias en la web, la desinformación y propaganda que circulan en las plataformas, los newsletters o boletines de noticias renacen como una de las mejores herramientas que tenemos en los medios para conversar con nuestras audiencias de una manera sencilla, breve y en un entorno íntimo.

El equipó que lidero desde hace año y medio integra a Alejandra Sigala, Anel Tello, Áxel Martínez, Lizeth Hernández y Luis Fernández, con quienes trabajamos diariamente para generar fidelización. Pero, ¿de qué se trata?
Explicar bajo la lupa
Más allá de un producto, en el área de Fidelización trabajamos periodistas y editores con la idea de enganchar a nuestros nuevos lectores a MILENIO, pero también con el objetivo de seguir sorprendiendo a nuestros usuarios más fieles que buscan contenidos de valor. En un mundo que transita entre datos y grandes cantidades de información, es de vital importancia brindar un producto digital de calidad que permita a los lectores conocer por qué y cómo es que ocurren los hechos, cuestionar los datos y que esa información resulte además de comprendida, útil para su día a día.
No es una tarea sencilla, pues nos son requeridas múltiples habilidades. Por ejemplo, observar cuidadosamente y tener empatía con nuestro público nos permite conocer y hacer las preguntas adecuadas para, a su vez, generar productos periodísticos con un impacto real tanto para los usuarios registrados como para los que no lo están.
MILENIO apunta hacia la calidad. Si bien todos los contenidos están disponibles en nuestro portal, para acceder a varios de ellos (los que consideramos tienen un valor extra) es necesario suscribirte, lo cual no conlleva gasto alguno ya que es gratuito.
Una gran cantidad de medios aún centran su capacidad de creación en un solo producto, pero en MILENIO, los tiempos y la tecnología nos invitan a seguir innovando y evolucionando para ampliar nuestra oferta hacia aquellos que aman conocer todo lo que sucede, pero también para quienes buscan historias puntuales o de manera más periódica. Además de lograr atraer a más lectores, hemos aprendido de la mano de nuestros usuarios qué contenidos consumen y por qué son de su interés, cuáles los atrapan más y cómo es que podrían resultar útiles para su vida diaria. No obstante, tenemos una meta primordial y esa es continuar escuchando y conversando con todas nuestras audiencias, aprovechando todas las herramientas que nos brinda el escenario digital.
De hecho, agrega Alma Rosa Alva de la Selva, “uno de mis alumnos en la facultad de periodismo reconoció este curso que su déficit de atención se ha profundizado en los últimos años y que su comprensión de lectura para textos largos, académicos o de cualquier tipo, ha disminuido. Aquí necesitamos abordar el tema desde la educación, para evitar mayor daño”.
Al respecto, diversas investigaciones académicas muestran que la comprensión de textos expositivos e informativos es más elevada cuando se lee en papel que cuando se hace en un medio digital. En conclusión, que en igualdad de condiciones, se entiende mejor lo que leemos en papel.
Y si abordamos el punto de la publicidad, los anunciantes no solo son afectados por la falta de atención hacia los contenidos de los medios digitales, también es un problema la gratuidad con la que todos los diarios digitales comenzaron a entregar sus productos y de la cual ha costado mucho “zafarse” para entrar al paywall.
Si el “tiempo de lectura” se traduce en fidelización, supone cierta cantidad de publicidad para una plataforma u otra. Los anunciantes no quieren, en todo caso, muchos visitantes compulsivos; “ahí el desafío de los medios digitales para lograr un mayor tiempo de lectura en sus productos y no conformarse con el mero clic”, dice Alva de la Selva.
Resiliencia
A lo largo de estas décadas, mientras los medios digitales —nativos o hermanos de algún impreso poderoso— han tenido su propio desarrollo y evolución, los periódicos en papel han logrado permanecer activos a golpe de adaptabilidad, innovación y la operación de cambios que les han ayudado a apuntalar sus ventajas y a seguir en la batalla.

Algunos han anunciado su intención de abandonar su edición impresa hacia 2040, como The New York Times —lo que refleja cierta indecisión—; unos de plano la desaparecieron de un plumazo, como el Lloyd’s List, el periódico naviero más antiguo del mundo, que dejó de imprimirse definitivamente el 20 de diciembre de 2013 para mudarse al mundo digital.
Otros productos más, como Newsweek, se fueron para volver. Tras publicar su última versión física el 31 de diciembre de 2012 ante “la caída de la publicidad, la baja en ventas y el auge de las plataformas digitales”, anunció en aquel entonces; regresó al papel el 7 de marzo de 2014. Lo cierto es que el desarrollo histórico de los medios de comunicación muestra que “un nuevo medio no aniquila al anterior, solo se van redefiniendo, encuentran nuevas potencialidades frente a aspectos que ofrecen los medios digitales que conllevan ventajas, pero también tienen vulnerabilidades. Así pasó con la televisión y el radio y pasa ahora con el streaming y las salas de cine”, señala Alva de la Selva. Para sobrevivir, los impresos —igual diarios que revistas— deben ofrecer productos informativos diferenciados y atractivos para todo tipo de audiencias, todas en busca de información. Produc- tos multiplataforma, transmedia y con investigación de fondo resultan la apuesta para ser más competitivos y elevar la imagen de marca del medio y su reputación. Las cifras disminuyen, pero siempre habrá público para todo y cada momento requiere una determinada manera de informarnos. De tal suerte, medios como MILENIO buscan justo eso: entregar la información de la forma correcta y necesaria para cada uno de sus lectores, televidentes, escuchas y usuarios.