Ciudad de México /
Si una pierna prostética que no necesariamente es bella ni se sabe las tablas de multiplicación puede costar entre $5,000 y $50,000 dólares, ¿cuánto podría valer un cuerpo con piel inteligente, capacidad de procesamiento de un cuatrillón de sinapsis y capacidad infinita de upgrades? Y cuando ésta o cualquier otra solución se concrete —las estimaciones van de los 20 a los 100 años—, ¿quiénes podrán optar por el cuerpo Primo Post Human 8 plus de titanio con incrustaciones de cristales Swaroski? ¿Y cómo impactará esto en la relación, de por sí compleja, entre ricos y pobres?