Ciudad de México /
Las guerras asimétricas de hoy producen víctimas a quienes se les niega toda oportunidad o semblanza de morir por alguna convicción. Un acto terrorista no le ofrece a la víctima el equivalente de un juicio en que pueda sopesar el valor de sus convicciones frente a la amenaza de la muerte o la tortura. Sin embargo, una vez asesinada la víctima, sus restos y su memoria bien tienen la capacidad de servir como testimonio. Y, finalmente, el testimonio, el martirio, es el discurso sagrado propio del mártir. Las guerras asimétricas de hoy generan mártires póstumos.
JOS