El proyecto de constitución para la Ciudad de México es una palpable constatación de que no hemos aprendido nada de nuestra historia constitucional. Reproduce uno de los defectos fundacionales de nuestro constitucionalismo, la ingenuidad irresponsable de hacer de las cartas vehículos de nuestras más puras intenciones. Cualquier estudioso del constitucionalismo decimonónico reconocerá el tono lírico inconfundible de esa frivolidad política e ideológica en el preámbulo del proyecto: "Seamos ciudadanas y ciudadanos cabales, inventores del porvenir; espejo en que se mire la República y orgullo universal de nuestra estirpe". Lo que se mira en ese espejo es la irresponsabilidad de confundir el poder con el corazón.
El almodrote constitucional
Dice el diccionario de la RAE que un "almodrote" es una mezcla confusa de varias cosas o especies. El proyecto de constitución para la Ciudad de México es un almodrote hecho y derecho.
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