La calle San Damián fue testigo de una escena de horror. Varios pasajes de la colonia El Arenal se redujeron a cenizas y cientos de familias no solo perdieron su patrimonio, también a sus seres queridos, a sus amigos y vecinos. Han pasado 10 años y la herida sigue sin sanar.
El 19 de diciembre de 2010 es una fecha que marcó un antes y un después en la historia de San Martín Texmelucan, pues dejó de manifiesto que en cualquier instante se puede perder la vida. A varios les tocó en su casa, dormidos, abrazados, encerrados con una cobija bañada en agua o intentando escapar de las llamas; a otros les tocó en la calle, pero el destino fue el mismo.
Las cifras oficiales refieren que 30 texmeluquenses fallecieron, 53 resultaron heridos y alrededor de 200 familias se quedaron sin hogar. Pese a ello, hay algunos testigos y vecinos de la zona cero aseguran que la cifra de muertos fue modificada para no hacer mayor el escándalo.

Entre los fallecidos hubo niños, niñas, adultos mayores, embarazadas, hombres y mujeres que se preparaban para trabajar.
Los nombres de los 30 caídos en la explosiónse enmarcaron en una placa en su memoria.
Se trató de Erick Medel Brito, Jacinto Báez Flores, Cristian Medel Pérez, Dana Ximena Medel Pérez, Marina Pérez, Lorena Brito Zavala, Jaime Medel Brito, Miriam Medel Brito, Israel Medel Brito, José Miguel Medel Brito, Aníbal Medel Brito, Mariano León Olvera, Noemí Juney Jiménez Barranco, Joshua Israel Jiménez Barranco, Abigail Anahí Jiménez Barranco, Leticia Barranco Ramírez, Rosendo Ramírez Pérez.
También María Concepción Castro Terán, Diego Ignacio Hernández Rodríguez, Elizabeth Dávila Romero, Fernando Ángel, Antonio, Dulce Paola Ángel Dávila, Natziali Jocabeth García Ventura, Brian Ariel García Ventura, Martín Ovando Huerta, Sarahí Jiménez Cordero, Rocío Ventura Olvera, Cupertino García y un desconocido.
Al filo de las 5:30 horas de la mañana de aquel domingo, una serie de explosiones estremeció a San Martín Texmelucan, con llamas que alcanzaron hasta 10 metros de altura y rápidamente se propagaron entre las calles, las viviendas, los vehículos y todo lo que se encontrara en su paso.

Según Petróleos Mexicanos (Pemex), la causa del desastre fue un derrame de 4 millones de litros de combustóleo que atravesaron la calle San Damián hasta desembocar en el río Atoyac, que junto a una chispa provocada por algún elemento desconocido, hicieron arder varios kilómetros del municipio.
El pánico se hizo presente entre toda la población. Algunos huyeron hacia comunidades de Tlahuapan, Teotlalcingo o San Salvador El Verde, hacia Tlaxcala, hacia el Estado de México o a la capital poblana. Algunos se percataron de la presencia irregular del hidrocarburo, pero creyeron que se trataba de agua sucia que bajaba del cerro.
Es el caso de Cecilia Reyes, mujer que junto a su esposo se instaló en El Arenal desde 1976 y que logró sobrevivir a “la quemazón”.
Ella recuerda que había 11 integrantes de su familia cuando comenzó la explosión y tuvo que rascar un agujero en la parte trasera de su casa para escapar, pues la calle principal ardía en llamas.
“Salimos descalzos, como fuera, lo que queríamos era salvar la vida, aunque escuchábamos que gritaban y pedían auxilio, ¿cómo los íbamos a ayudar?, no podíamos ayudarlos porque también queríamos salvarnos, la quemazón estaba encima de nosotros”.

Culpó a Pemex de la explosión porque no daba mantenimiento a los ductos, lo que provocó que perdiera su hogar y tardara un año en volver, pues el proceso de indemnizaciones fue largo e “injusto”.
“Todavía lo recordamos y nos llena de nostalgia, Petróleos nos dio su miseria y nos dejaron como animales, eso fue todo, ellos vinieron para que otorgáramos el perdón, pero deben hacerlo con el de arriba”.
Cecilia dijo a Notivox Puebla que estará pendiente lo que reste de vida para que una situación así no vuelva a ocurrir, pues no solo estaría en juego su patrimonio, sino la vida y la seguridad de sus hijos, nietos y bisnietos que viven con ella.
“Vimos el agua y olía feo pero nunca nos percatamos que era petróleo, creíamos que era el agua sucia que siempre bajaba. Si nos hubiéramos percatado, denunciábamos ante las autoridades, nos hubieran desalojado y no hubiera pasado ese siniestro”.

Pero ella no fue la única afectada, pues Alejandro Dimas, vecino de El Arenal desde hace 24 años, huyó de la zona cero porque un vecino logró alertarlo de la situación, lo que le permitió escapar junto a su esposa e hijos. Él contó que no perdió a ningún amigo o familiar en la tragedia, pero dijo dudar de la veracidad de las autoridades en cuanto al número de víctimas, pues aseguró que fueron tres veces más que lo se reportó oficialmente.
“Toda la gente estaba espantadísima. Murió tres veces más gente de lo que dicen. San Martín fue de los primeros problemas de huachicoleo que hubo, muchísima gente murió, familias enteras calcinadas, familias abrazadas”.
Y es que mientras Pemex señaló que fue un derrame, otros vecinos no descartan que se haya tratado de una fuga provocada por una toma clandestina. Esa es la opinión de Luis Fernando Chairez, de oficio taquero y que aquel día perdió a algunos amigos de su infancia.
Tenía 14 años cuando ocurrió la explosión, pero eso no le impide recordar eso que “estuvo muy cabrón”, pues sus vecinos tenían una camioneta de gas LP cargada y en cuestión de segundos estalló.
“Se cimbraba el piso, estuvo muy feo, todos salieron descalzos, en paños menores, corriendo, me tocó perder amigos que vivían en esa calle, fallecieron como 9 de una familia que conocía, se apellidan Medel”.
El vehículo de su familia terminó en cenizas, pero él narró a esta casa editorial que la escena que lo marcó para siempre fue cuando horas después acudió al Anfiteatro Municipal y observó unas 90 bolsas con cadáveres. “Treinta muertos no fueron, ya sabes, las indemnizaciones se las quisieron saltar”.
Con 18 años viviendo en la misma colonia, Luis Fernando reconoció que aún tiene miedo de que un evento similar vuelva a ocurrir, ya que nadie organiza simulacros o rutas de evacuación en caso de desastre.
“Hasta el momento no hay medidas protocolarias, si vuelve a pasar nos va a tocar lo mismo porque no sabemos qué hacer, la neta sí (hay peligro) porque está lo del huachicol, todavía hay algo de miedo para todos”.

Aunque las indagatorias en torno al caso no dejaron culpables y nadie fue a prisión por la muerte de los 30 vecinos de la calle San Damián, Heriberto Valencia Díaz, director del Centro Integral de Gestión de Riesgos y Protección Civil de San Martín Texmelucan, aseguró que día a día combaten en coordinación con autoridades federales, estatales y municipales a las células criminales que se dedican a la extracción de hidrocarburo.
Consideró que sería bastante “complejo” realizar simulacros en la zona de El Arenal, porque es un área controlada por las bandas delictivas, pero sentenció que la detención de Óscar García El Loco Téllez, el líder de la extracción de huachicol en Puebla, apaciguó las tomas clandestinas en el municipio.
El funcionario afirmó que las tomas clandestinas ahora se encuentran en los límites territoriales con San Matías Tlalancaleca y Santa Rita Tlahuapan, pero no desechó la idea de que otras personas hayan heredado las técnicas de extracción ilegal de combustible en la región.
Sentenció que en Texmelucan no habrá otro derrame de combustóleo porque Pemex optó por retirar ese recurso de los ductos , pero reconoció que el riesgo de una explosión de menor magnitud está latente por dos razones: hay ductos de gas LP que recorren el municipio y hay quienes siguen sin comprender el riesgo que corren al cometer robo .
Sin embargo, destacó que el actual ayuntamiento cuenta con los elementos necesarios para hacer frente a un evento similar al de 2010, ya que hay mecanismos de atención, “hay protocolos a seguir” y cuentan con el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional, Seguridad Física de Pemex, la Policía Estatal, la Policía Municipal y el gobierno del Estado.
mpl