Con más de 40 años, 'Sumerka', uno de los mercados tradicionales de Lerdo, cerró sus puertas el pasado mes de diciembre, lugar en donde actualmente se construye una plaza comercial, sin embargo para los lerdenses es un lugar que forma parte de la historia de este municipio.
Jesús Sifuentes Guerrero, cronista adjunto de Lerdo, señala que este establecimiento se instaló en un edificio contra esquina del reloj de ciudad, una área habitacional con una arquitectura prototipo de la región, en donde la familia Ávila, que fue uno de los propietarios, fueron vendiendo poco a poco.

“Tenía un bello patio interno con una noria, todo porticado, sostenido por columnas de tipo jónicos, de tal suerte que ese edificio como los de la época estaban con su patio central y alrededor múltiples casas, cuartos en donde vivían las familias”.
Mencionó que posteriormente llegaron los comercios y también algunas instituciones políticas del partido que en ese momento gobernaba, sin embargo, por las necesidades de la modernidad fue derrumbado.

Por su parte Baltazar Torres, director de Museos en el municipio de Lerdo, manifiesta que 'Sumerka', fue una construcción importante para el desarrollo económico del municipio de Lerdo, al igual que otros establecimientos que se instalaron anteriormente como la paletería “Mi Favorita” que posteriormente dio lugar “La Popular”.
¿Por qué cerró 'Sumerka'?
“Después de ellos fue vendido y se instaló Sumerka, que fue la continuación de la 'Popular', que fueron los negocios más importantes de Lerdo, Durango, pero desafortunadamente quedó en quiebra y se vendió para dar lugar a una plaza comercial y una cadena de tiendas reconocida a nivel nacional”.
Si bien es cierto, la llegada de negocios al municipio representa para los lerdenses un progreso en cuestión económica, se ha destruido parte del patrimonio cultural, aunque en el caso de Sumerka, desde hace varios años se había modificado la fachada.
Catálogo de edificios del INAH se redujo más de la mitad
Recordó que el Catálogo del INAH fue modificado en la administración de Rosario Castro Lozano, cuando se redujo de 489 casas a 189, con la intención de dar pie a la instalación de nuevos negocios.

“Actualmente ya no son ni las 189, ya son como unas 120 o 140 casas antiguas del centro de la Ciudad de Lerdo, casas construidas a principios del siglo XIX que ya fueron destruidas la mayoría”.
Desafortunadamente, dijo, no hay un presupuesto para el INAH para apoyar a las familias y que éstas puedan restaurar sus viviendas, lo que ha generado que muchas de ellas se encuentren deterioradas.
aarp