Un grupo de migrantes centroamericanos que amanecieron ayer en la Casa del Peregrino gozaron de un momento de diversión con un baile improvisado entre los puestos de medallitas y santos, provocado por una comerciante que quería verlos felices.
“Está muy sola la plaza, muy triste, se me ocurrió poner música y desde allá la empezaron a bailar, y se vinieron acá a hacer el ambiente. Me gusta que la gente sea feliz, después del mal rato que han pasado en el camino, al menos un ratito de alegría no les cae mal”, dijo Ángeles Lucero, quien ofrece el servicio de sanitarios y regaderas a los peregrinos en la Plaza San Lorenzo, donde también se localiza el albergue de la Arquidiócesis Primada de México, la Casa del Peregrino.
Alrededor de las 10:30 horas, una docena de jóvenes que se encontraba afuera de la casa encendió una pequeña bocina que apenas lograba escucharse, pero su entusiasmo y pasos de baile hicieron que doña Lucero prendiera su propia bocina a todo volumen, atrayendo a una treintena de migrantes que le pedía reguetón. No concedió su petición, pero aun así temas como “La del moño colorado”, “La Chona” y otros temas de cumbia colombiana y salsa los hicieron raspar la suela de sus chanclas ya gastadas.
“Este es de los mejores ambientes que hemos tenido aquí en la caravana, que no se nos va a olvidar”, comentó Néstor, un joven salvadoreño de 17 años.
Samuel, otro migrante de Honduras que gozaba del bailongo, también estaba eufórico. “Un agradecimiento a toda la gente de México que nos ha aportado un granito de arroz. Ahorita aprovechamos el momento para disfrutar un ratito”, comentó.
“Todos somos seres humanos, los que venimos en esta caravana venimos por este sueño y por una mejor vida. Venimos pacíficos, buscamos trabajo, una vida honrada, no andamos robando, no le pedíamos su dinero, lo queremos ganar”, dijo Pedro, otro migrante que disfrutaba ver bailar a sus compañeros.
SE SIENTEN AMENAZADOS
En la Casa del Peregrino amanecieron más de 600 migrantes centroamericanos que fueron trasladados el lunes desde el estadio Jesús Martínez Palillo en la alcaldía Iztacalco, y que estuvo organizado por la Comisión de Derechos Humanos capitalina, y cuyo personal no se presentó en todo el día al albergue; por la tarde, el cura Alejandro Solalinde admitió un roce con dicha institución.
Además, confirmó que se negó el acceso a la casa a cinco agentes del Instituto Nacional de Migración.
“No nos avisaron cuál era su participación, es que ya nos han pasado muchas cosas con ellos y la misma población migrante se siente amenazada, no hay que olvidar lo que ha hecho el instituto, entonces su presencia aquí es amenazante para nosotros”, explicó Solalinde.
Se ponen a ‘raspar la suela’ afuera de la Casa del Peregrino
Crónica
“Este es de los mejores ambientes que hemos tenido aquí en la caravana, que no se nos va a olvidar”, comentó Néstor, un joven salvadoreño de 17 años.
Ciudad de México /