El Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) cuenta con un sistema de captación, purificación y potabilización de agua de lluvia, lo que permite satisfacer el 80 por ciento de la demanda hídrica anual de este espacio. La propuesta apuesta por la sustentabilidad ante la falta de lluvias, señaló su director, Humberto Thomé Ortiz.
“Tenemos la singularidad de qué este espacio académico es autosostenible, en el agua que ocupamos para servicios, agua de limpieza, agua de los baños, agua bebible y agua para laboratorios”, dijo en entrevista.


El inmueble que tiene una plantilla de 85 personas entre personal, académicos y estudiantes de posgrado y cuenta con una infraestructura de captación de agua de lluvia que se extiende por sus 2 mil metros cuadrados de azotea y permite conducir el recurso a cisternas que tienen una capacidad de 104 metros cúbicos.

Inicialmente el edificio fue construido con esta dinámica sostenible y gradualmente fue que desarrollaron un sistema de purificación, potabilización y purificación de agua de lluvia, agregó.

“Somos un ejemplo institucional, eso es relevante, podemos contribuir a que las instituciones de nuestro país tengan esta visión de aprovechamiento del agua de lluvia y de la captación de la misma, que es algo relevante en términos de poder tener una fuente alterna en términos de abastecimiento hídrico y más en estos tiempos”.

Proceso de limpieza apto para consumo humano y análisis de laboratorios
El agua captada en los techos es apta tanto para el consumo humano, las necesidades hídricas de este edificio e incluso es sometida a un tratamiento especial que permite que la misma sea empleada en análisis de laboratorio.

María de Lourdes Maya Salazar, Maestra en Calidad Ambiental y trabajadora del ICAR, subrayó que hay una etapa de remoción de contaminantes a través de una serie de filtros que incluyen carbón, arena y grava, que elimina contaminantes de olor y sabor.

También atraviesa por un filtro suavizador y otros con reservas aionicas; un filtro pulidor con carbón activado y uno más con luz ultravioleta una para obtener agua bebible y otra desionizada, la cual utilizan en laboratorios.
“Es segura, definitivamente porque nuestro sistema cuenta con todos los filtros de remoción de contaminantes, pero además nos basamos bajo lo que establece la norma 127, que es la que establece los límites permisibles de calidad de agua bebible”.

Aunado a ello, la someten a diversos puntos de control que son analizados de manera mensual y anual, lo que permite medir su calidad y si es que hay que hacer algún ajuste.

Este es uno de los pocos edificios de la autónoma mexiquense que ya cuenta con una infraestructura autosustentable, sin embargo, confían en que en un futuro más espacios académicos, empresarios y la sociedad misma, analice estas alternativas a fin de poder apoyar al medio ambiente y atender un problema a futuro.

“Es un problema global, la escasez hídrica es un problema global y que desde luego todos tenemos que contribuir a palear la de alguna manera con alternativas, esto es una alternativa complementaria”.

HCM