El derrumbe de una plaza comercial, que ha dejado al menos siete víctimas mortales en Monterrey, derivó de un grave problema de supervisión, consideraron especialistas en desarrollo urbano.
En entrevista, el arquitecto Juan Ignacio Barragán expuso que lo más probable es que la edificación se desplomó por una mala calidad de la construcción, pues se trataba de una obra de poca complejidad.
Sin señalar culpables, el experto manifestó que los trabajos no fueron vigilados de manera adecuada, al igual que en el derrumbe de casas sucedido en noviembre del año pasado en el fraccionamiento Antigua, al sur de la ciudad, el cual dejó dos personas sin vida.
“Pienso que fue un problema de mala calidad de construcción, es decir, que el cálculo estructural estuvo bien hecho, pero que los constructores, la compañía o los mismos trabajadores no siguieron las especificaciones que marcaba el diseño estructural.
“Eso es algo que sucede con cierta frecuencia y tiene que ver con la supervisión de la obra, una obra supervisada por un ingeniero perito no tiene estos problemas. La mala supervisión debió haber sido realmente significativa para que un edificio tan pequeño colapsara”, advirtió.
Barragán también refirió que hay un déficit importante de inspectores en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología de Monterrey (Sedue), pues cuentan con solo 13, cuando al menos deberían tener 50 para lograr una cobertura y seguimiento adecuados.
Por su parte, el ecologista Guillermo Martínez atribuyó la responsabilidad de la tragedia tanto al titular de la dependencia municipal, Luis Horacio Bortoni, como al alcalde regiomontano, Adrián de la Garza, por negligencia y posible corrupción. En ese sentido, señaló que ambos deberían renunciar a sus cargos.
“Le van a echar la culpa al inspector, pero no, el alcalde y el de Desarrollo Urbano tendrían que estar poniendo su renuncia en la mesa porque tienen un equipo de corruptos”, criticó el activista.
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