Le llaman el último humedal del Altiplano, aunque no es la opción más popular o común para disfrutar un Sábado se Gloria, la Laguna de Tecocomulco no deja de ser un atractivo turístico para que muchas familias disfruten del cierre de Semana Santa.
Desde kilómetros atrás de este cuerpo de agua se percibe el ambiente festivo y se viven todavía algunas tradiciones de esta fecha, pues un grupo de jóvenes, y algunos ya entrados en años, detienen los vehículos que circulan por el camino de dos carriles para echarles cubetazos de agua, alguno que otro motociclista sufrió las consecuencias de esta celebración.
Pese a que la Laguna no es el espacio adecuado para nadar, no deja de ser un punto de reunión para muchas familias, pues a diferencia de balnearios o parques acuáticos la baja afluencia permite un ambiente tranquilo, permite relajarse mientras se disfruta un vaso de agua, cerveza, e incluso tragos de colores brillantes y efectos embriagantes, sin mencionar que tienen nombres muy divertidos que sin duda llaman la atención.
Rituales
Aunque la actividad aumenta después de mediodía, este Sábado de Gloria los lugareños no dejan atrás las tradiciones ancestrales, se desarrolla un ritual para agradecer al espejo de agua por todo lo que brinda a la comunidad, sobre todo ante la sequía que azotó el año pasado, dejando sólo el 20 por ciento de su capacidad, mientras que este año mantiene el 40 por ciento.
Una mujer, su cabellera blanca no marca su edad sino su sabiduría, un traje típico indígena, un tambor y un copal que emana su aroma como accesorios aborda un pequeño "cayuco", balsa pequeña, adornada con flores para recorrer el cuerpo de agua; cada movimiento se acompaña con la percusión del tambor, cánticos y oraciones para agradecer a los dioses, viejos y nuevos, por las bendiciones de día a día, ceremonia que aún reúne a diferentes generaciones alrededor de lo que llaman "el espejo del cielo".
Mientras las aves recorren el cielo, la voz de la mujer hace eco en Tecocomulco, y en más de un corazón de los presentes; muestra de ello es un hombre mayor que mantiene la vista fija en el horizonte, como si la calma del agua reflejara sus pensamientos, anhelos y memorias, sonríe mientras dejan la ofrenda a la Laguna, refleja paz en su alma y se contagia en todos.
La brisa mitiga el calor intenso, mientras algunas personas ofertan platillos y espacios para disfrutar lo que ofrece este humedal, el último del Altiplano, siendo el platillo estrella la rana, en diferentes presentaciones, además de no presentar un costo elevado, al final la Laguna provee, "por eso debemos estar agradecidos", comenta más de uno.
Sorprende que no sólo adultos mayores acuden a este espacio a buscar la calma que concede un cuerpo de agua tan apacible, sino que personas con alguna discapacidad en silla de ruedas, pequeños en brazos y mascotas se sienten emocionados en este espacio natural lejos del barullo de los balnearios y parques acuáticos, con menos tránsito vehicular y algunas sorpresas en el camino como los pobladores que se divierten mojando transeúntes y automovilistas gritando "bajen los vidrios" para recibir la "bendición de la cubeta", mientras alguno que otro motociclista sigue exprimiendo su ropa para retomar su camino sin riesgo a su salud.
La Laguna de Tecocomulco, una opción poco convencional para un Sábado de Gloria, pero seguramente una de la cual no se arrepienten sus visitantes, pues el espejo de agua y del cielo cumple al brindar un espacio tranquilo para que la familia disfrute un fin de semana.