El cielo se tiñó de blanco con decenas de globos que subieron lentamente mientras abajo, en el panteón municipal de la colonia Las Trojes, las voces rotas por el llanto entonaban "Las Mañanitas". La melodía, que normalmente celebra la vida, esta vez fue un adiós para Lorena Jacqueline, quien habría cumplido 29 años el próximo 24 de junio.
La joven fue sepultada este jueves por la tarde, en una ceremonia cargada de dolor, indignación y amor. Su cuerpo fue velado la noche anterior en "Funerales México", ubicada en la colonia Industrial, y alrededor de las 14:00 horas inició el cortejo fúnebre hacia el panteón, acompañado por familiares, amigos y vecinos que exigían justicia entre aplausos y lágrimas.
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Durante la sepultura, su familia decidió rendirle un último homenaje: le cantaron "Las Mañanitas", como lo habían hecho años atrás, pero esta vez frente a su tumba. El momento fue profundamente emotivo. Muchos asistentes lloraron al ver cómo los globos blancos se elevaban al cielo, como símbolo de su alma y del cumpleaños que ya no pudo celebrar.
Lorena Jacqueline tenía 28 años. Era recordada por sus seres queridos como una mujer amable, trabajadora y comprometida con su familia.
Según testimonios de sus allegados, enfrentaba una situación difícil en su entorno laboral, donde presuntamente era acosada por un exjefe. Esta información es una de las principales líneas de investigación en el caso de su desaparición.
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El 22 de mayo, al perder contacto con ella, su familia denunció su desaparición. Las autoridades activaron de inmediato la Alerta Alba, y su ficha de búsqueda se viralizó rápidamente en redes sociales, donde decenas de personas compartieron su imagen con la esperanza de hallarla con vida.
Días después, esa esperanza se apagó. Su padre, Fernando Morales, confirmó en exclusiva para MILENIO que el cuerpo de Lorena había sido localizado sin vida. La noticia conmocionó a la comunidad y volvió a encender el reclamo de justicia para las mujeres desaparecidas y víctimas de violencia.
Este jueves, su nombre volvió a escucharse fuerte. En cada aplauso, en cada globo blanco, en cada estrofa de “Las Mañanitas”, resonó no solo la memoria de Lorena, sino también el clamor de quienes no están dispuestos a olvidar.
