La puesta en circulación de autobuses rosas para el combate al acoso que sufren las mujeres es una medida efectiva, precisó Itzel Hernández Lara, coordinadora de la Especialidad en Género, Violencia y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), sin embargo, sostuvo que ésta es insuficiente si no va acompañado de políticas públicas que eviten la repetición de este tipo de delitos.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) con corte a diciembre del 2019, en el Estado de México 29.38 por ciento de las mujeres precisó haberse sentido acosada en algún espacio público.
“Los autobuses rosas son un mecanismo, pero no implican la solución al problema, desde luego es una forma de aminorar la violencia que viven las mujeres en el transporte público, sin embargo, esto no soluciona necesariamente que las mujeres estén libres de violencia en otros ámbitos”, precisó en entrevista.
La investigadora sostuvo que es necesario implementar los mecanismos necesarios para que este transporte esté libre de violencia y atienda las necesidades de las mujeres, que sea un vehículo que puedan utilizar y que a la vez les favorezca la movilidad en condiciones preferentemente óptimas.
“Desde luego que favorece condiciones de seguridad para las mujeres a modo de evitar que sean agredidas en la vida sexual, que sean acosadas en el transporte público por varones… las usuarias reportan mayoritariamente agresiones por parte de varones, en ese sentido, separar hombres y mujeres es un mecanismo para evitar y aminorar la incidencia de violencias en contra de mujeres en el transporte público”.
Hernández Lara precisó que el grueso de usuarios femeninos expresa mayor seguridad y comodidad cuando viaja en un vehículo exclusivo para mujeres, pero hay elementos indirectos que es necesario atender. “No basta con capacitar solamente al chofer, no basta con capacitar solamente al poli, hay que establecer una estrategia integral que trate de garantizar el acceso a las mujeres una vida libre de violencia”.
La también profesora explicó que el problema se erradica construyendo un transporte seguro, considerando que para ello son necesarios protocolos de atención a las agresiones; y sensibilización de las personas involucradas en el proceso de movilidad que va desde la planeación del transporte y políticas de convivencia, además del establecimiento de protocolos de atención.
Finalmente, reconoció que el autobús rosa tiene un acierto ya que visibiliza que las mujeres son agredidas en el transporte público. “Este tipo de medidas hacen un reconocimiento de que hay un problema”, no obstante, agregó que una vez que se generen las estrategias integrales para combatir el abuso y la violencia, la sociedad los adoptaría.
MMCF