Ciudad de México /
Desde el movimiento del sismo del 85 la sociedad civil no ha dejado de configurarse o desconfigurarse. Hoy las redes sociales constituyen también una arena pública donde es posible construir nuevas comunidades, o padecer otras, por supuesto. Se trata de movimientos heterogéneos, a veces coyunturales, otras veces con más continuidad, en donde mucho hay que hacer. Este ámbito tampoco está exento de contradicciones e incluso de actuaciones poco éticas.