Ciudad de México /
Entre los deportados, un pequeño grupo de seis mil fueron enviados a la región de Nazino, una zona pantanosa en la cuenca del río Obi, accesible sólo una parte del año, y sólo en barco. Llegaban hambrientos, debilitados hasta el extremo, enfermos. Los cadáveres se multiplicaban, hasta 70 en un solo día. Y se dieron los primeros casos de canibalismo: comenzaron a aparecer cuerpos sin el hígado, el corazón o los pulmones.