Ciudad de México /
Era lunes. Estaba por terminar una nota acerca de un asesinato en el Bronx cuando mi editor señaló hacia uno de los televisores que adornan las paredes de la sala de redacción. En la pantalla una multitud de jóvenes afroamericanos apedreaba a una falange de policías. Tras cada andanada las fuerzas del orden respondían con gas lacrimógeno y balas de goma.