El GPS del teléfono de Alan Rodríguez reveló ubicaciones y dio pistas a la policía para vincularlo con el homicidio de su novia, Sol Cifuentes, con quien discutió luego de que la estudiante de arquitectura terminara la relación.
Primero la golpeó en repetidas ocasiones para después estrangularla, su cuerpo quedó tendido sobre el jardín de la casa localizada en la colonia Santa Rosa Axochiac, en la delegación Álvaro Obregón.
Minutos después, el presunto homicida subió a la recámara de Graciela Cifuentes, madre de Sol, para también ejecutarla. La señora llegó a su casa poco antes pero, al ver a su hija platicando con Alan, decidió refugiarse en su habitación.
Para la catedrática de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, la presencia de Alan —instructor de gimnasio— no era ajena, meses atrás Sol se lo había presentado como su novio, y así pasaron dos meses, hasta que la actitud de la jovencita cambió.
La investigación de la policía da cuenta que Sol decidió suspender la relación amorosa con Alan, por lo que evadió llamadas, conversaciones, encuentros, incluso fue ofensiva.
En la carpeta de investigación FAO/AO-3/UI-3/C/D/1311/03-2017 se documenta que la tarde del 15 de marzo Sol aceptó platicar por última vez con Alan, ambos estaban solos y, tras sostener un encuentro, ella finalmente terminó la relación.
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Luego de consumar los asesinatos, Alan decidió manipular la escena del crimen: abrió cajones, revolvió ropa y pertenencias, tomó algunos objetos de valor de la casa para aparentar un robo y al final incendió la vivienda, afectada por el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Para huir robó el vehículo marca Yaris que conducía la académica universitaria, y que las autoridades localizaron en calles de la colonia Los Volcanes, en la delegación Tlalpan.
Durante cuatro meses la Policía de Investigación siguió varias líneas de trabajo, entre ellas la de Alan, el vigilante del fraccionamiento donde vivían las víctimas, y una más de un hombre que había conocido a Sol en el contexto de adopción de una mascota.
Días después del doble homicidio, las autoridades descartaron cualquier vínculo del ex esposo de Graciela, pues fue él quien exigió que se aceleraran las indagatorias, además de colaborar con las autoridades.
Entonces dieron seguimiento al teléfono celular de Alan y así supieron que el día del incendio estuvo, por un lapso de dos horas, en la casa de las víctimas, y que después se dirigió a la zona donde hallaron el automóvil de Graciela.
De hecho, el primer refugio de Alan para evadir a las autoridades fue a escasos metros de donde abandonó el carro, una vivienda de la colonia Los Volcanes de sus familiares, a quienes les pidió pasar algunas noches.
Para convencerlos, les contó que había tenido problemas con sus padres pero, al no sentirse tranquilo, llamó a un amigo y se fue a Querétaro.
Todos esos trayectos fueron monitoreados de cerca por la policía, incluso los elementos judiciales corroboraron que Alan había regresado a Ciudad de México desde hace 15 días.
Para no cometer ninguna irregularidad, los policías se allegaron de una orden de aprehensión por feminicidio que previamente giró un juez de control: una de las pruebas que espera el Ministerio Público es la de ADN, para corroborar que fue él quien sostuvo relaciones íntimas con Sol antes de que la ejecutaran.
Cuando detuvieron a Alan, el viernes pasado, los policías se dieron cuenta que también traficaba drogas en calles de la delegación Azcapotzalco aunque, a decir de las autoridades, las pruebas científicas más que testimoniales son la base para acusarlo del delito de feminicidio.
Cuando en las redes sociales Sol condenaba los homicidios contra las mujeres y afirmaba que los celos no eran amor, nunca se imaginó que ella y su mamá serían parte de las 21 carpetas de investigación abiertas por feminicidio en CdMx.
El novio, feminicida de Sol y su mamá
REPORTAJE
El GPS del teléfono de Alan Rodríguez reveló ubicaciones y dio pistas a la policía para vincularlo con el doblehomicidio; lo capturaron el viernes pasado en posesión de narcóticos
Ciuda de México /