Al anunciarse la inversión de 1,800 millones de dólares para una nueva planta de autos eléctricos de BMW en San Luis Potosí, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, declaró que los auto eléctricos y el litio eran el futuro, afirmación sin duda cierta, pero contrastante con algunas de las decisiones impulsadas por el mandatario.
Por un lado, la evidencia nos muestra una transición no futura, sino presente hacia lo autos eléctricos, no sólo por la nueva planta de BMW, sino por la instalación de una planta de Tesla ya sea cerca del AIFA o en Nuevo León, así como posibles inversiones de General Motors o Nissan en plantas que ya tienen en México. Incluso el propio Marcelo Ebrard cree que en 2030 la mitad de los autos serán eléctricos, lo cual concuerda con los movimientos del mercado en donde los mayores fabricantes de autos como Toyota, Mercedes, Volkswagen, GM, Stellantis, Honda, Nissan o Ford ya están planeando la transición completa a los autos eléctricos.
Pero, por otro lado, el Gobierno de México invirtió 12 mil millones de dólares en la refinería Dos Bocas, que aún no opera, ni ha producido barril alguno.
Según fuentes gubernamentales se cree que en un escenario óptimo se recuperaría la inversión en 5 años, pero voces expertas en el tema consideran que el retorno histórico de las refinerías apunta hacia los 15 o los 20 años.
Pero en este caso existe un agravante, que es la razón por la cual se sugería no construir dicha refinería, que es la proyección a futuro de demanda de gasolina, ya que, si la mayoría de los autos son eléctricos, se va a demandar menos gasolina e incluso hay el peligro de nunca recuperar la inversión.
De hecho, IMCO realizó un estudio en donde analizó múltiples escenarios, con diferentes variables, mediante modelos estadísticos y determinó que la tasa potencial de éxito del proyecto era de apenas 2%, y tiene sentido, si el futuro son las energías limpias y los autos eléctricos, difícilmente los hidrocarburos serán rentables.
@victorsanval