“Tus actos siempre hablan más alto
y más claro que tus palabras”
Stephen Covey
El pasado 7 de noviembre, después de una sesión previa con dos rondas de votaciones, en las que no se obtuvo la mayoría calificada requerida; el Senado, o mejor dicho, los senadores del partido Morena y aliados, eligieron a Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la CNDH, quien rindió protesta del cargo, en una accidentada y vergonzosa sesión el 12 de noviembre.
Es un organismo que tiene su origen, en el artículo 102 de la Constitución Federal, con autonomía de gestión y presupuestaria, y que tiene como objetivo, velar por el respeto de los derechos humanos, contra actos u omisiones provenientes de cualquier autoridad o servidor público.
Los senadores de Morena, obedecieron una instrucción pública del Presidente, cuando en una de sus entrevistas dijo, que prefería como titular, a alguien que hubiera padecido violaciones de derechos humanos, por lo que la crítica no es al perfil de ella, sino a las formas empleadas.
Cuando López Obrador no tenía un puesto público, siempre se quejó de la mafia del poder, y hablaba en contra del gobierno, por el uso de mañas para lograr imposiciones.
Lo incongruente es, que Morena hizo trampa para lograr la elección de su preferida, ya que habiendo votado 116 senadores, necesitaban las dos terceras partes, es decir 78 votos; y como Rosario Piedra había obtenido 74; pues se les hizo fácil decir, que sólo habían participado en la elección 114 senadores, digamos que para efectos prácticos, perdieron dos votos .
Resultó muy burda, esta maña empleada por las y los seguidores de López Obrador, a tal grado, que existen videos que ya se han hecho públicos, que prueban la desaseada operación y desesperación, para cumplir con la obligación de obtener la mayoría calificada, y cómo dejaron de contabilizar 2 votos.
Los senadores de partidos de oposición, expresaron que debía repetirse la elección, y el coordinador de Morena, Ricardo Monreal aceptó proponer también una nueva votación; sin embargo, el pleno del Senado votó en contra dicha propuesta; algo que era obvio, y que no iba a suceder, porque los de Morena con su mayoría, no lo permitirían; pero a manera de conclusión, hubo una aceptación tácita, de un proceso mal llevado.
Lo curioso es, que hace algunos meses, López Obrador en rueda de prensa criticó a la CNDH, calificándola de hipócrita y falta de calidad moral, debido a la recomendación emitida, porque los cambios hechos por su gobierno al programa de estancias infantiles, violaban derechos humanos; y rechazó sin fundamento, dicha recomendación.
El hecho de que Rosario Piedra Ibarra, haya sido candidata a diputada federal por el partido Morena, en el proceso electoral de 2018, hace que nos preguntemos, el grado de autonomía con el que resolverá quejas, o investigará de oficio, actos u omisiones, de este gobierno federal que la impuso, pagando un costo muy alto, pues sin duda, le pegó directamente a la calidad moral que posee la CNDH.
Quizá, Rosario Piedra por dignidad, debió declinar a un nombramiento hecho con todo este espectáculo público, pero también quizá, los compromisos de López Obrador para con su familia son de un alcance, que la única opción, es que ella fuera la Presidenta, haciéndose para ello, lo que fuera necesario.
No hay duda, estamos frente a nuevos jugadores, de una nueva mafia del poder.
*Abogado y Maestro en Derecho Constitucional y Amparo. Magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa 2010-2017