Pasan los días y lo inevitable ya tocó a nuestra puerta. Reviso la alacena, trato de hacer cuentas rápidas y me doy cuenta que mi manera de hacer las compras cambió bastante. ¿Qué el covid nos está matando? Estoy de acuerdo? ¿Qué somos una ciudadanía bastante irresponsable? Okey, también. Pero, ¿sabes que me frustra más? Mirar hacia delante y percibir una ola que a la lejanía viene formándose y que devastará Nuevo León durante los próximos meses.
Porque hay una ecuación enquistada en el contexto del coronavirus que esta generación no conoce y es: inflación+ desempleo = violencia; variables que por separado ya están mermando a la mayoría de familias, pero cuyos componentes todavía no coexisten de forma masiva.
No hay peor sensación que romperte el alma trabajando y llegar a tu casa, y que tus hijos apenas tengan para comer. Se acaban las comodidades, los extras, comienzan las discusiones maritales y además uno de los dos deberá quedarse en casa porque los ciclos escolares serán en línea. Pum. Combo letal para las familias que dependen de dos ingresos y que a la larga se resquebrajan y sudan violencia por alguna de sus grietas.
¿Hay forma de evitar que esa ola se transforme en un tsunami? Soy un convencido de que sí, pero es obvio que los funcionarios en turno deben actuar cuanto antes. Y ojo, porque no me refiero a campañitas amigables y sí a programas puntuales. ¿Cuál es la acción más eficaz que está realizando hoy el alcalde de Monterrey? No tengo idea, perdón. ¿El de San Nicolás? Y puedo seguir con cada uno y la respuesta será muy tibia en comparación con el problema que se viene.
Además, hacia fines del 2019, la agenda electoral parecía definida si abordaban la inseguridad, la contaminación y el desarrollo urbano pero hoy, mmm… pudiera apostar que el candidato a alcalde que posicione su agenda hacia al asistencialismo y la generación de empleos se llevará el sillón sin siquiera sudar. Basta de poses y fantasías populistas; lo que necesitaremos es tener la seguridad de que podré mantener a mi familia.
Allá viene la ola ¿la ves? Te juro que no sirve de nada correr o echar culpas. Y recomiendo que de cara a las próximas elecciones tengas muy claro quien podrá rescatarte de una tragedia que debiéramos anticipar desde ahora porque no veo muchos candidatos aptos para la tarea.
