Cuando hace unos días anunciaron que la cuarentena se extendería hasta finales de mayo, me sentí incómodo y sofocado por un confinamiento que se me está haciendo eterno.
Y en ese momento decidí respirar profundo y evaluar lo que está ocurriendo a mi alrededor. Porque es en situaciones límites cuando percibimos la radiografía más exacta de la vida; una instantánea de comportamientos, respuestas emocionales, relaciones interpersonales, decisiones laborales y todo un combo que se resumen en una sola palabra: liderazgo.
Uno de los conceptos más codiciados de los últimos 50 años por quienes persiguen best sellers o culturas organizacionales exitosas. Una característica, que (creo yo) no se enseña ni leyendo esos libros, pero que aparece y destaca de una manera instintiva en aquellos que lo poseen cuando se suscita una circunstancia apremiante.
Hoy percibo que el covid-19 nos ha hundido en un curso global de liderazgo sin siquiera saberlo. Cuestión que a diferencia de un aula donde somos 20, ahora estamos todos en una especie de aldea global pandémica donde tenemos el beneficio de evaluarnos porque el miedo y la crisis exponen un perfil personal imposible de disimular.
Por eso este virus, además de mortal, tiene la capacidad de desnudar a nuestro Presidente, los dueños de los medios, referentes empresariales y todos aquellos que deben tomar decisiones claves. Hasta tus jefes y los míos; o tanto compañero de trabajo que tenemos y que pareciera costarle mantener el control.
Sí, Control, y en mayúsculas porque el liderazgo se manifiesta cuando la mayoría de nuestro entorno esta fuera de él. ¿Quieres ponerte a prueba? Analiza tu comportamiento de las últimas semanas. Cuanto más autocríticos seamos, mejor sacaremos adelante una crisis cuya mayor peligrosidad es aprovecharse de lo poco racionales que estamos siendo en este momento frente al covid-19. Siéntate, respira y reflexiona.
Twitter:@santiago4kd
