Votar con los pies” es un concepto introducido por el economista Charles Tiebout para referir a la posibilidad que tienen los ciudadanos en el marco de un régimen democrático, de cambiar de residencia hacia aquella jurisdicción territorial dentro del mismo país, donde las políticas públicas se aproximan más a sus preferencias. Tal posibilidad es, en esencia, el derecho que defendemos los miles de ciudadanos que decidimos tomar las calles el domingo pasado.
A esa posibilidad democrática es la que se refirió José Woldenberg, el único orador durante la concentración cívica organizada en la Ciudad de México para defender al sistema electoral: “quienes estamos hoy aquí, ciudadanos, todos en el ejercicio de nuestros derechos, sabemos, porque lo vivimos, que en nuestro país laten diferentes formas de pensar, distintos intereses y cuerpos valorativos, diversas plataformas políticas e ideológicas, y que solo desde el autoritarismo más ciego se puede aspirar a homogenizar esa riqueza de expresiones. Por el contrario, nosotros valoramos esa diversidad porque creemos que en ella radica parte de la riqueza de nuestra nación y por eso estamos obligados -si: obligados- a garantizar su expresión, coexistencia y competencia civilizada. Y es en ese horizonte en el cual elecciones auténticas, libres, equilibradas, resultan insustituibles”, (Monumento a la Revolución, 13 de septiembre).
Ciertamente nuestro sistema electoral está lejos de haber llegado, como refirió el propio Woldenberg: “a una estación final. Tampoco a un paraíso”. Sin embargo, “el problema mayúsculo, el que nos ha traído aquí, el que nos obliga a salir a las calles, que se encuentra en el centro de la atención pública, es que buena parte de lo edificado se quiere destruir… México no puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones, no solo porque somos -según la Constitución- una república federal, sino porque ni el INE ni un solo Tribunal podrá realizar con eficacia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas”, (Monumento a la Revolución, 13 de septiembre). Ciertamente la iniciativa presidencial va más allá de lo electoral y habrá que debatirla.
Roberto Arias