En estos días en que se comienzan a conocer los nombres de las personas que competirán para los diversos cargos de elección popular, de conformidad con las definiciones y acuerdos internos adoptados al interior de cada uno de los partidos políticos con registro oficial, valdría la pena que los ahora candidatos tomaran conciencia de qué es lo que esperamos los ciudadanos de parte de ellos para ganarse nuestro voto.
Y es que, de cara a la jornada electoral del próximo 6 de junio, de sobra sabemos qué es lo que no está funcionando en nuestro país, y en nuestro estado; sin embargo, no podemos decir lo mismo del lado de las definiciones de fondo respecto de las soluciones a los problemas que conforman hoy en día la agenda pública tanto nacional como local.
Un buen ejemplo por el lado de las soluciones de fondo que urgen es poner al día nuestro federalismo. Si nos atenemos a los diversos diagnósticos que se han dado a conocer recientemente y la exacerbación de los problemas que enfrentan cotidianamente los ciudadanos, resulta por demás evidente que los avances alcanzados en el terreno de la competencia democrática, muy poco o nada han contribuido para repensar al federalismo mexicano de cara a los desafíos del siglo XXI.
En este sentido, bien harían lo mismo los candidatos de las planillas registradas para conformar ayuntamientos que los candidatos a los respectivos poderes legislativos tanto local como federal, para trascender la argumentación ideológico-partidaria que únicamente sirve para polarizar, y se centraran en exponer sus propuestas concretas y bien fundamentadas, particularmente aquellas que efectivamente estén orientadas a incidir sobre el problema de fondo que supone repensar la manera en que es posible transitar hacia un distribución competencial entre los tres órdenes de gobierno que resulte más efectiva para resolver las múltiples problemáticas cotidianas de los ciudadanos que se han visto recrudecidas por el contexto de pandemia que aún estamos viviendo en el estado y el país.
Lo peor que podemos esperar los ciudadanos de las campañas, sería escuchar la misma retórica política de siempre frente a los inéditos desafíos que padecemos.