Política

Una policía abandonada

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  • Una policía abandonada
  • Ricardo Corona

Esta semana se difundió la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI correspondiente a marzo de 2022. Algunos datos son que para 66.2% de personas de 18 años o más es inseguro vivir en su ciudad; 74.8% de mujeres y 64.3% de hombres, respectivamente, consideraron el transporte público como lo más inseguro. La confianza en las autoridades registró en la Marina 87.8%, el Ejército 85.0%, la Guardia Nacional 76.9%, la Policía Estatal 52.4% y la Policía Preventiva Municipal 47.7%. Las dos fuentes más consultas por la ciudadanía para informarse en temas de seguridad, narcotráfico y violencia son noticieros de televisión con 63.2% y Facebook con 55.5%.

Una medición cuya columna vertebral es la percepción ciudadana que pone en la mesa dos retos. El primero, un círculo vicioso de información en el que, por una parte, los noticieros de televisión y Facebook muestran evidencia cada vez menos aislada del ambiente de inseguridad como los videos de robos en transporte público con el clásico “ya se la saben”; o militares atendiendo emergencias de violencia ante la incapacidad policiaca. Ambas situaciones influyen directamente la percepción, por ejemplo, del lugar más inseguro o de la autoridad en la que más se confía, tal y como lo registró la ENSU. Segundo, la necesidad de ir más allá de la percepción para saber, a partir de un ejercicio transversal, periódico y con evidencia transparente, qué pasa con los operadores y las condiciones en las que trabajan. Que permita entender, por ejemplo, la realidad de policías primeros respondientes; o ver cómo operan los militares en su carácter de primeros respondientes. En fin, hay muchos ejemplos.

José, un policía que trabajó 37 años, acaba de tramitar su jubilación tras la amputación de su pie izquierdo debido a la diabetes que padece. Llegó a ser comandante municipal, pero lo único que recibirá es un finiquito por poco menos de cien mil pesos. Cantidad que, con su situación de salud, hijos en la escuela y una esposa dedicada al hogar, se iría en un suspiro. Por fortuna, un negocio familiar le permitirá vivir un retiro más digno de lo que le ofrece haber dedicado su vida a una seguridad pública que, además de precarias prestaciones, lo vio pagar sus balas, chalecos, la renta de su patrulla, botas, gasolina, uniformes y hasta un seguro de gastos médicos para él y su familia.

La información es un producto que se consume todos los días, más aún, tratándose de seguridad. José es policía y la policía es percibida como la autoridad de menor confianza. La percepción no es evidencia suficiente para saber qué se necesita para mejorar la seguridad del país y solamente permite describir periódicamente un problema que sigue agravándose, sin respuestas ni resultados que vayan más allá de mandar al ejército a cubrir el papel de una policía abandonada.

Ricardo Corona

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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