Política

“Guerra sucia… el nombre del juego”

Nuevamente los mexicanos, sometidos al bombardeo de escándalos pre-electorales, la guerra sucia y por ello en la indecisión.

A cinco meses de la jornada electoral en la que tendremos que elegir al próximo presidente de México, es ya patente el desgaste para una sociedad sumida en el cochinero y la suciedad, de quienes en teoría representan a lo mejor como candidatos a dirigir este país, urgido de buenas administraciones y de encontrar el camino del desarrollo y el crecimiento, dejando atrás corrupción, impunidad y violencia.

Decisión difícil y más, porque ni a cual irle de los candidatos, sean de coalición o independientes.

A cinco meses ni un atisbo de qué podríamos esperar con uno u otro, y entendemos que la ley así lo marca, cero propuestas, pero, ¿cómo ir gestando una decisión?

Hoy en la llamada inter-campaña en donde se marca un receso, un silencio de los candidatos, hace su aparición el aparato del estado con Hacienda, el SAT, la ASF y la PGR, liberando información estratégica, interviniendo en la campaña, vía escándalos mediáticos y generando ataques, de unos y otros y de unos contra otros en la búsqueda de acabar con el rival a cualquier precio.

La guerra sucia no es más que una campaña negativa que se emprende contra un adversario para desacreditarlo. No es, por cierto, una campaña exclusiva de nuestra cultura política.

Apenas hace un año lo vimos con Eva Cadena, en Veracruz, con aquellos videos reveladores y escandalosos recibiendo supuestamente dinero para López Obrador, videos que terminaron con su candidatura, abandonada por Morena y al final, solo un escándalo más, sin mayores repercusiones.

El desfile de las descalificaciones, acusaciones, denostaciones y exhibicionismo político ha terminado de entrar en la vida cotidiana de la población logrando sí, tal vez, acaparar la atención de los votantes pero con resultados totalmente contrarios a los buscados: solo para generar encono y hartazgo sin propuestas reales que aportar y sin el menor nivel de conciencia política, nada constructivo que ofrecer.

Es verdad que toda contienda electoral hace eso, confronta ideologías, la visión de cómo se debe gobernar a un país para hacerlo crecer, pero en estos comicios la repartición de bombas de lodo, como lo llaman los analistas políticos en el mundo, es una verdadera feria de descrédito entre unos y otros, logrando que nosotros como ciudadanos olvidemos lo poco o mucho bueno que ellos mismos han hecho y magnifiquemos todo como malo.

Faltan aún cinco meses y hoy, los cañonazos están de a peso: “los rusos vienen a quitarnos el petróleo”; Rusia busca influir en las elecciones presidenciales a favor de AMLO”; éste es un peligro para México, Napoleón Gómez Urrutia y los 54 mdd de los mineros, los contratos simulados de Rosario Robles en la Sedatu y en Sedesol y la supuesta participación de Meade en ello y en la discrecionalidad del llamado Ramo 23, el presunto lavado de dinero de Ricardo Anaya y la nave industrial en Querétaro.

En unos días, no lo dude, aparecerá un nuevo escándalo.

Pero, la realidad se está haciendo flexible, se está haciendo tan normal, ver escándalos de corrupción, desvíos, empresas fantasma, pasados turbios, ciertos o inventados, que, ¡cuidado!, la estrategia puede desbarrancar y que no se lograran los objetivos.

Hoy aquí en México, la guerra sucia es la estrategia diseñada para convertir una elección de tres en dos, una elección binaria, para facilitar la decisión del elector, generando primero dudas y miedo, apostando por el riesgo y posteriormente al odio.

De la legalidad ni hablamos, se han pisoteado las reglas del juego y el juez lo ha permitido.

Qué ganamos como país, qué tipo de democracia estamos forjando cuando para llegar a los puestos de elección popular se tuvo que haber cruzado por el pantano, quedando todos con el plumaje hecho un asco.

Apenas empieza la contienda y conforme avance y la desesperación de unos y otros los apremie por alcanzar objetivos, más constantes y duros serán los ataques.

Urge poner orden en las reglas del juego electoral. Los mexicanos merecemos una mejor generación de políticos, que se interesen más por el país que por su propio bienestar o el de sus agrupaciones políticas. Es necesario dar un salto hacia un escenario electoral rico en propuestas, en debates que nos lleven a más elevados niveles de desarrollo social, económico y político.

@ramirezpaco

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Paco Ramírez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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