Vino a poner orden, dicen los del PRI.
Vino a lavarse las manos, dicen los del PAN.
¿A qué vino en realidad a Guanajuato, Miguel Ángel Osorio Chong, el Secretario de Gobernación?
Vino a apretar las tuercas del plan regional.
Vino a afinar la estrategia de seguridad del Estado.
Vino a jalarle las orejas a quien debía jalárselas.
Vino a traer la Gerdarmería a la región y a anunciar la llegada de 300 policías federales.
Vino a revisar lo que hace la PGR aquí.
Vino a pedir que deben hacer más.
Vino a coordinarse con el estado.
Vino a pedir colaboración de todas las instancias.
Vino a escuchar quejas de los ciudadanos.
Vino a prometer respaldo a la región.
Vino a tranquilizar a los empresarios.
Vino a dorarnos la píldora.
Vino a aparentar que sí tenemos el apoyo de la Federación. Vino a decirnos que no estamos solos.
Vino a darnos una esperanza de que la violencia pronto terminará en la región.
Vino a decir que hay esfuerzos dispersos en el combate a la delincuencia. Vino a aclarar que Enrique Peña Nieto no trabaja por ideología o por colores, por si alguien lo dudaba.
Vino a inaugurar un centro de prevención social de la violencia y delincuencia en San Pedro de los Hernández. Vino a jugar futbol con los niños y con el Gobernador, Miguel Márquez. Vino a una reunión de trabajo en el Polifórum. Vino a darle un respaldo al Gobernador de Guanajuato.
A todo eso vino el Secretario de Gobernación.
No hubo una acción fuerte y contundente de seguridad que vaya a cambiar el rumbo del estado. Pero sí hay un mensaje serio de Miguel Ángel Osorio Chong que da certeza a la población. El Secretario de Gobernación vino a hacer sentir la fuerza del estado en la región.
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