Cultura

‘Sincretismo’ entre #GOT y el padre Amaro

En la columna anterior escribí sobre la relación entre la conciencia y el café. Expuse cómo el elixir es un detonante para abrir la mente al razonamiento. Y lo confirmo, pues mientras me sirvo la bebida y leo el periódico, con especial atención desmenuzo el trémulo conflicto que trae de cabeza a Guadalajara: las reacciones por la escultura de Ismael Vargas llamada Sincretismo.

Corroboro que la guerra generada por la escultura sólo es el guión de un thriller psicológico, eso sí, muy digno para ser ejecutado por mentes siniestras como la de Claire Underwood de la serie House of Cards, o el mismísimo Tyron Lannister de Game of Thrones (GOT).

La trama es la refriega de hordas de mochos versus pandillas de posmodernos, donde por un lado, los líderes antagónicos de cada una de las facciones simulan un encontronazo ideológico. Mientras, por el otro, las tropas de ambos bandos se tunden a twitazos, se manifiestan, se publican desplegados y se desgarran las vestiduras en Facebook.

El origen hermenéutico del conflicto es la integración simbólica de dos culturas, y su nombre mismo lo ratifica: sincretismo, el cual nos han dicho que significa “conjuntar corrientes de pensamiento e ideas opuestas en ámbitos religiosos”, en este caso, una virgen católica con una diosa prehispánica.

El drama contiene varios a errores históricos que le quitan mucha credibilidad, por ejemplo: la camarilla intelectual afirma que el sincretismo es sinónimo de apropiación simbólica, lo cual es una bala sin pólvora, ya que el origen etimológico de esta palabra es un concepto griego cuyo significado es: “uníos, ciudadanos de Creta”. Ésta era una idea utilizada durante las guerras cretenses para enlistar ciudadanos a las milicias, y no para unificar las formas del arte.

Además, el erudito jesuita Heinrich Pfeiffer recalca de manera enfática que el sincretismo religioso, como base artística, es utilizado sólo hasta el Renacimiento por de Erasmo de Rotterdam, y que el mismo concepto se aprovechó de inmediato por las potencias europeas de aquella época para la evangelización de sus colonias.

Otro apunte echa por debajo las vociferaciones del vulgo religioso, pues la Iglesia católica nunca despreció el sincretismo. Por ejemplo, durante el Virreinato en México, el “sincretismo” fue utilizado para convertir a nuevos adeptos, incluso, fue un atenuante en los conflictos sociales que ocasionó la imposición de la nueva religión.

Por supuesto, esta información la conocen de sobra los católicos ilustrados y su jerarquía. Entonces, la incógnita es: si el sincretismo o el mestizaje de símbolos ha sido un arma fabulosa para hacerse llegar adeptos, ¿por qué atacar el concepto y en este caso pedir que se retire una escultura con estos elementos?

La respuesta es obvia: no es una batalla ideológica, se trata más bien de una vulgar jugada política. Pues, si recapitulamos un poco, justo antes de las “desafortunadas” declaraciones del cardenal Sandoval, la grey posmoderna de Guadalajara reclamaba iracundamente, en redes sociales, por las costosas e intrascendentes esculturas auspiciadas por el Ayuntamiento.

Sin embargo, justo después de que el prelado Sandoval opinó del tema, el beligerante regimiento de sabios cayó en la provocación y apuntó los cañones de la repulsión intelectual hacia la horda retrógrada, la cual insiste en quitar la escultura de la sagrada calzada del Federalismo. Mientras tanto, el presidente municipal queda blindado a las críticas de los únicos que se atreven a criticarlo: los intelectuales de Facebook.

Por otro lado, el servicio de inteligencia posmoderno ni se imagina que esta multitud de mochos es un señuelo que representa apenas un mínimo porcentaje de los ejércitos que la diócesis puede convocar en pocos días.

El resultado es una simple mercadotecnia, como la utilizada en la promoción de la película El crimen de padre Amaro, donde entre más prohibido, más atractivo. Por lo tanto, el programa de arte urbano está a resguardo y la promoción que ha recibido la escultura ha rebasado cualquier expectativa.

Al terminar mi café, creo todo esto puede ser sólo una teoría conspiranoica de mi parte. Sin embargo, me asombra cómo ahora los neo-jacobinos exigen que una imagen religiosa quede instalada en una de las principales vías de la ciudad.

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Oscar Riveroll
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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