El artículo publicado por The Atlantic sobre el director de la actual nominada al Oscar Bohemian Rhapsody es muy doloroso. Doloroso porque da continuidad a uno de los temas más oscuros que se han tocado en la industria del entretenimiento: el abuso y el acoso sexual. Doloroso por las declaraciones de todos aquellos hombres que rinden sus testimonios en el documento y que coinciden en que los episodios vividos con el director impactaron para siempre su vida de forma negativa. Y doloroso, porque una figura abiertamente gay tendrá que hacer frente a estas acusaciones a nivel mediático y legal y enfrentar las consecuencias, lo cual es lo justo y correcto.
Lo que no es justo ni correcto es la reacción de muchas personas en redes sociales, quienes juzgan a todos los hombres gays en base a las acciones de Singer. Mismo caso que lo ocurrido con Kevin Spacey hace algunos meses. Gente que tras darse a conocer el artículo saca a flote temas como la adopción homoparental o la pedofilia como una característica de los homosexuales. La situación ya es suficientemente triste para todos los involucrados como para generar más odio de un tema tan delicado.
Weinsten, Spacey, Bill Cosby o ahora Bryan Singer. Todos ellos son individuos cuyas acciones solo les corresponden a ellos. Que hombres homosexuales o heterosexuales sean juzgados desde las acciones de otros no es correcto.
Bryan Singer y #MeToo
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Omar Ramos
Ciudad de México /